Irving Huerta
Aristegui Noticias
“En esta carta es que está el nombre del mero mero […] rápidamente queda claro que está relacionado con uno de los grupos más fuertes en la industria farmacéutica, […] considero que es el medular en cuanto a la razón de la operación”, dice uno de los correos electrónicos internos entre los empleados del despacho de servicios financieros Mossack Fonseca, para referirse a Pablo Escandón, el dueño de una de las distribuidoras de medicamentos más grandes de México, Nadro.
Este correo es de septiembre de 2015, cuando Mossack Fonseca ayudaba a crear una compleja estructura de compañías y un fideicomiso, en Holanda y las Islas Vírgenes Británicas. ¿Con qué propósito? Esconder que, detrás del supuesto nuevo competidor que compraría a la distribuidora de medicinas Marzam, en realidad estaba una familia con más de 30 años en el mercado, Pablo Escandón y su esposa, Marina Matarazzo.
Distribuidora Marzam y Nadro, habían sido competidoras en ese mercado durante años. Pero en 2015, un supuesto grupo holandés llamado Moench Coöperatief entró en escena y compró a Marzam, que entonces era propiedad del grupo Genommalab. Abogados y ejecutivos de entidades financieras dieron la cara como accionistas de ese grupo holandés, que se presentó como un nuevo jugador en la distribución de medicinas.
Pero nuevos documentos, a los que tuvo acceso Aristegui Noticias, revelan que los 83 millones de dólares con los que el supuesto grupo holandés compró Marzam, eran de Marina Matarazzo, la esposa de Pablo Escandón, dueño del gigante Nadro y presidente del Consejo Directivo de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud).
La inyección de capital, que en el papel se tomó como un crédito entre particulares, pasó desapercibida para el órgano encargado de garantizar que la competencia beneficie a los consumidores mexicanos, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
La venta de medicinas en México se puede calcular en cientos de millones de dólares, de acuerdo con registros públicos gubernamentales consultados para este reportaje. Su costo aumenta mes con mes, por encima de la inflación general.
Si se suma el porcentaje del mercado que posee Nadro, más la participación en Marzam adquirida con el financiamiento de los Escandón Matarazzo, esa familia tendría influencia hasta en el 37.5% de la distribución de medicamentos en México, según estimaciones que el propio Escandón ha dado sobre su empresa Nadro a la prensa.
Quien planeó esta estructura de negocios fueron despachos de abogados boutique, Infintax en Holanda y Doporto & Asociados en México. El despacho mexicano lo dirige Luis Doporto, hijo de Héctor Doporto, coordinador de la representación patronal ante el Consejo Técnico del IMSS; también es yerno de la empresaria Aurora Alcántara Rojas, heredera de una de las familias más poderosas del Estado de México y esposa del ex gobernador de Oaxaca, José Murat.
El nombre de Marina Matarazzo habría quedado oculto, de no ser por la más grande filtración de documentos de la historia, Panamá Papers. La información es del despacho de servicios financieros con base en Panamá, Mossack Fonseca, obtenidos por el diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartido por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) con Aristegui Noticias y más de 100 medios de comunicación en todo el mundo.
Los precios de las medicinas
Desde que se aprobó la compra de Marzam –en agosto del 2013– los medicamentos son 3.3% más caros. La gente ve cómo se encarecen los medicamentos más rápidamente que otros productos comunes, cuyos precios se mantuvieron por debajo de una inflación del 2.7%, según datos el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Nadro, la empresa que dirige Pablo Escandón, ha distribuido 11 mil productos en 20 mil farmacias y hospitales en México, según información de ese corporativo difundida en su página web. Tan sólo en el sector púbico vendió 430 millones de pesos a Pemex y al Instituto Mexicano del Seguro Social, en 2015.
Mientras que Marzam, en ese mismo año, vendió más de 2,100 millones de pesos al gobierno federal.
Cuando la venta de Marzam ya estaba autorizada, en septiembre de 2015, el gobierno federal anunció la compra consolidada de medicinas más grande del sexenio, para abastecer al sector salud, la Marina, el Ejército, Petróleos Mexicanos y a estados de la República. Del pastel de 48 mil millones de pesos, Marzam se llevó 250 millones de pesos hasta enero de 2016, de acuerdo con datos de compras públicas. Nadro no ganó un solo contrato.
“El reto que tiene hoy el sistema es avanzar hacia este gran objetivo de largo plazo, contenido en el concepto de universalidad de los servicios de salud”, dijo el dueño de Nadro, Pablo Escandón, frente al presidente de México Enrique Peña Nieto, durante la 35 Asamblea General Ordinaria de la Fundación Mexicana para la Salud, este 29 de marzo, días antes de la revelación de los Panamá Papers.
La autorización de Cofece
La operación de compra de Marzam fue aprobada por Cofece el 13 agosto de 2015, como si se hubiese tratado de una transacción que permitía la entrada de un nuevo competidor en el sector farmacéutico, pero la participación de la familia Escandón Matarazzo nunca figuró en el archivo oficial.
¿El resultado?, la mitad de Marzam sería vendida a una cooperativa creada en Holanda, llamada Moench Coöperatief, cuyos accionistas públicos eran abogados y proveedores de servicios financieros: Luis Doporto, director del despacho Doporto & Asociados en México; Karl Frei, quien dirigió el Swiss Bank en México; Patrick Wyss, de la administradora de cartera Basilisk; y Carlos Dorado, el director de Italbank.
Doporto & Asociados dijo a Aristegui Noticias que la señora Matarazzo únicamente prestó el dinero para la operación pero no tiene ningún poder de decisión en la empresa que, bajo la nueva administración, debería competir contra la compañía de su esposo.
Pero de acuerdo con comunicaciones entre el despacho de Doporto y Mossack Fonseca en Panamá, la inversión de la señora Matarazzo estaba oculta detrás de 5 capas, compuestas por compañías en Holanda y un préstamo entre particulares que provino de la empresa Conquest Ventures, registrada a nombre de Marina Matarazzo en Holanda.
La estructura creada para esconder el origen del dinero, se veía así en los archivos de Mossack Fonseca:
Esta compleja estructura fue presentada por los abogados de Doporto e Infintax, al despacho Mossack Fonseca, para crear un fideicomiso en Nueva Zelanda
En la sesión de Cofece del 13 de agosto de 2015, el encargado de llevar a votación la aprobación de la compra de Marzam era el comisionado Martín Moguel Gloria, quien la tarde de ese jueves propuso, cuando ya se sentía cansado, aprobar la compra:
“Bueno, como ya se cansó el caballo, voy a tratar de no tardarme tanto en esto”, dijo el comisionado y continuó, según la transcripción de esa sesión.
“La operación notificada implica para Moench y sus beneficiarios la participación por primera vez en el mercado de distribución mayorista de productos farmacéuticos en territorio nacional”, dijo el comisionado Moguel.
Ni en la resolución que tuvo la Cofece ni en la sesión del 13 de agosto, hay algún rastro de que la comisión hubiese sabido quién estaba detrás de las empresas que conformaban la cooperativa holandesa.
Aristegui Noticias, pidió a la Cofece una postura sobre esta resolución. La comisionada presidente, Alejandra Palacios, ofreció una entrevista en las oficinas de ese órgano autónomo, acompañada del secretario técnico, Sergio López.
Confirmaron que Moench Coöperatief nunca mencionó que el financiamiento vendría de Marina Matarazzo, y dijeron que no podían confirmar qué tanto sabían de la estructura creada por Doporto, Mossack Fonseca e Infintax, debido a que se trataba de datos personales.
La información que ese grupo dio a la Cofece habría sido toda la que contempla la Ley de Competencia, entregada “bajo protesta de decir verdad”: nombres de las compañías directamente involucradas, nombre del representante legal, descripción de la operación, objetivo, escrituras de las compañías, estados financieros, participación accionaria, datos de la participación en el mercado, localización de plantas o sucursales, entre otras.
No obstante, la legislación contempla un rubro que Moench Coöperatief no entregó en su totalidad. Esa parte de la ley dice lo siguiente:
“Mención sobre los Agentes Económicos involucrados en la transacción, que tengan directa o indirectamente participación en el capital social, en la administración o en cualquier actividad de otros Agentes Económicos que produzcan o comercialicen bienes o servicios iguales, similares o sustancialmente relacionados con los bienes o servicios de los Agentes Económicos participantes en la concentración”.
La Cofece tiene facultades para pedir mayor información si se presenta una denuncia o puede iniciarla por sí misma, bajo circunstancias que le hagan sospechar que hubo una operación que se encuadre como una “concentración ilícita” o indebida, que son aquéllas que obstaculizan la competencia.
Pero los controles de Mossack Fonseca eran más estrictos que en México. Los despachos de abogados querían crear un fideicomiso en Nueva Zelanda con la ayuda de Mossack Fonseca, a donde llegarían utilidades de Marzam.
Para crearlo, tenían que decir a Mossack Fonseca de dónde vendría el dinero para la compra. Así consta en una carta escrita por Moench Coöperatief en los archivos de Mossack Fonseca, fechada el 1 de septiembre de 2015:
EL CIERRE DE LA OPERACIÓN
El 29 de septiembre de 2015, Genomma Lab anunció al público inversionista que ya había vendido el 50% más una acción de Marzam a Moench Coöperatief. El valor de compra fue de 1,320 millones de pesos, los 83 millones de dólares inyectados por la señora Matarazzo de Escandón.
El 23 de octubre de 2015, Moench Coöperatief notificó a Cofece que concluyó la operación, sin decir nada del préstamo de Marina Matarazzo. La Cofece cerró el expediente una semana después, el 30 de octubre.
En su despacho de Campos Eliseos, en la ciudad de México, Luis Doporto aseguró a Aristegui Noticias que todo el dinero que recibió fue únicamente de Marina Matarazzo, quien es heredera de una acaudalada familia de Brasil, y que ella no es accionista de la distribuidora de su esposo, Nadro.
Sin embargo, para crear las empresas y el fideicomiso para Moench Coöperatief, Matarrazo también tuvo que entregar referencias que vinculan a Pablo Escandón en el proceso.
El “mero mero”
El 9 de septiembre de 2015, en las oficinas del despacho de Mossack Fonseca en Panamá, el abogado Edison Teano dijo a su jefe que había encontrado la verdadera razón de la operación solicitada por Doporto & Asociados:
“En esta carta es que está el nombre del mero mero. Entré a la web y sale mucha data de él, y rápidamente queda claro que está relacionado con uno de los grupos más fuertes en la industria farmacéutica, así que el dato que nos dio ayer Michael (Infintax) considero que es el medular en cuanto a la razón de la operación. Pienso que se puede cobrar entre 7k y 10k en este caso en particular”, dice el correo electrónico.
La carta a la que se refería el abogado Teano era del banco JP Morgan, dirigida al despacho holandés Infintax y fechada el 1 de septiembre de 2015:
“Confirmamos que de acuerdo con los documentos en nuestros archivos, el señor Pablo Escandón Cusi y la señora Marina Matarazzo de Escandón han mantenido una satisfactoria relación de cuenta con nosotros desde junio de 2005”.
JP Morgan dijo que ambos le solicitaron escribir esa recomendación:
“Esta carta se envía como una recomendación profesional a petición del señor Pablo Escandón Cusi y la señora Marina Matarazzo de Escandón”.
En otra carta de recomendación, el mismo despacho Doporto & Asociados reconoce que Marina ha sido su cliente desde el año 2012.
Al respecto, Luis Doporto dijo a Aristegui Noticias que Marina Matarazzo es uno de los clientes a quienes ha invitado a participar en inversiones. Dijo que él invitó a la esposa de Pablo Escandón al negocio y que no hay una conexión entre el fideicomiso creado en Nueva Zelanda y ella. Sin embargo, no quiso decir a qué tasa de interés recibió el préstamo de la señora Matarazzo, pues dijo que es confidencial, aunque aseguró que está “dentro de los parámetros del mercado”.
El cobro de Mossack Fonseca
Una vez finalizada la operación, los abogados panameños de Mossack Fonseca cumplieron su intención de cobrar hasta 7 mil dólares por sus servicios.
Uno de los accionistas de Moench Coöperatief, Pablo Wyss, preguntó cuál era la razón de subir el costo a más del doble de lo usual por sus servicios. A lo cual Mossack Fonseca respondió:
“Hubo mayor tiempo invertido dado la urgencia de la operación, y además se hicieron diversas llamadas, investigaciones y verificaciones para evaluar los posibles riesgos de la misma”.
De esta compleja estructura sólo es posible deducir quién financió a Moench Coöperatief, que aunque fue creada en 2014, el 17 de junio de 2015 un nuevo integrante se le añadió. Se trataba de la compañía que recibió el préstamo, llamada Moiry Holding y que conecta con el préstamo de Marina Matarazzo.
Queda por saber cómo es que las ganancias del fideicomiso neozelandés pasarían a los Escandón Matarazzo. No obstante, el intermediario panameño Mossack Fonseca creyó que Pablo Escandón era la verdadera razón de la operación y la aprovechó para cobrar más de lo usual por sus servicios de planeación fiscal.
Las respuestas
Aristegui Noticias preguntó a Genomma Lab si supo que la familia Escandón Matarazzo estaba detrás de la transacción. Lo que respondió fue lo siguiente:
“En su momento, Genomma Lab contrató los servicios de uno de los principales bancos de inversión a nivel internacional para asesorarla en el proceso de venta de su participación mayoritaria en Marzam.
“Durante el proceso, se recibieron las propuestas de varias empresas interesadas en el Activo. Genomma Lab se decidió por la oferta que maximizaba el valor de este mismo, siendo la oferta presentada por Moench Coöperatif, un fondo de origen holandés representado por los Sres. Karl Frei y Luis Doporto.
“Cabe destacar que del Sr. Karl Frei recibimos excelentes referencias, incluyendo bancos y empresas públicas multinacionales”.
Aristegui Noticias también habló al domicilio de la familia Escandón Matarazzo para pedir la postura de Marina Matarazzo sobre su participación personal en la compra de Marzam. Un hombre llamado Jorge Mejía dijo que ella no se encontraba en ese lugar y remitió a los teléfonos de las oficinas de Nadro, donde la asistente personal de Pablo Escandón, Soledad Mercado, pidió que se explicara por correo electrónico cualquier tema que se quisiera tratar con la señora Matarazzo.
La dirección electrónica que proporcionó es una cuenta institucional de Nadro, de la que hasta el momento no ha habido respuesta.