Redacción Proceso
MÉXICO, D.F., (apro).- A 13 días del derrame de hidrocarburo que se registró en Nuevo León por una toma clandestina en la línea 2 del oleoducto Madero-Cadereyta, en el municipio de González, Petróleos Mexicanos (Pemex) reportó la recuperación y retiro de 90% de los cuatro mil barriles de crudo dispersos en el río San Juan.
No obstante, señaló que las labores de limpieza en las márgenes del río y en la acequia, afectados por la contingencia ambiental, concluirán en ocho semanas, aproximadamente.
Y detalló que en el sitio laboran más de 500 personas con el objetivo de concluir los trabajos de la manera más rápida y efectiva.
En un comunicado, la empresa precisó que dentro de las tareas realizadas se colocaron barreras oleofílicas (que absorben el aceite) y barreras marinas que impiden el avance del crudo y facilitan su contención.
Asimismo, dijo que se cuenta con seis desnatadoras y 28 unidades de presión de vacío, que son equipos que succionan el petróleo del agua.
En estas tareas, recalcó, Pemex mantiene estrecha coordinación con autoridades municipales, estatales y federales.
Por último, insistió en que “el robo de combustible atenta contra la seguridad de las personas y del medio ambiente, por lo que se hace un llamado a la sociedad para que, de manera totalmente anónima, denuncie acciones sospechosas”.
Ayer, el Arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, demandó a las autoridades dar una explicación fiable de las causas y consecuencias del derrame petrolero que contaminó un tramo del río San Juan.
“En nuestro país la gente ya no cree la primera versión. Siempre es necesario ahondar y descubrir las cosas como son. Nosotros queremos que esto sea y que sea una explicación fiable”, añadió el religioso al finalizar un encuentro con habitantes afectados por el derrame.
Al respecto, la Secretaría de Salud de Nuevo León y Agua y Drenaje de Monterrey descartaron que el derrame de petróleo haya afectado la calidad de agua que abastece a comunidades de Cadereyta.
“Se han estado tomado pruebas de las tomas y todas han sido buenas, de buena calidad. Son totalmente potables”, dijo Jesús Zacarías Villarreal, secretario de Salud.
“No hay evidencia de que estén contaminadas con petróleo”, añadió.
Pero el pasado jueves 21 el delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Víctor Jaime Cabrera Lozano, calificó de “grave” el derrame de petróleo crudo sobre el río San Juan.
Sin embargo, señaló que Pemex impidió que el hidrocarburo escurriera hacia el oriente, por lo que no había peligro de que el fluido llegara hasta la Presa el Cuchillo, en el municipio de China, a 50 kilómetros del sitio de la contingencia ecológica.
“Podemos calificar (el derrame) como muy importante. Sí es grave, porque hay que tomar en consideración que es un afluente de agua y en caso de desbordarse llegaría a la presa, aunque en este momento no estamos hablando de eso, porque está contenida”, apuntó.
En una entrevista a la televisión local, Cabrera Lozano manifestó ese día que el derrame provocó afectaciones a lo largo de 6.5 kilómetros del río San Juan y otros 11.5 kilómetros de acequia.
Y llamó a la población a abstenerse de utilizar para consumo humano y para el riego las aguas del tramo afectado.
“Tengo entendido que la acequia lleva agua tratada para algunos cultivos y obviamente no se va a poder usar en estos momentos. La afectación se dio también en el tramo del río, que afortunadamente no fue mayor por la rápida reacción de petróleos mexicanos”, dijo.