- Junto con el Legislativo está demasiado comprometido con esos intereses, advierte
- Seres de perversidad refinada, los que afirman que el Congreso la puede neutralizar, dice el historiador
Alfredo Valadez Rodríguez
La Jornada
Zacatecas, Zac., 11 de mayo.
Quienes piensan que la «reforma» energética y la eventual privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex) podrán revertirse o neutralizarse con la emisión de las leyes secundarias en la Cámara de Diputados, “más que ingenuos son seres de una perversidad muy refinada, y el concepto de Judas podría venir muy bien para juzgarlos”, afirmó aquí en entrevista el politólogo e historiador Lorenzo Meyer.
El autor del libro Las raíces del nacionalismo petrolero en México planteó, que con el respaldo del Poder Legislativo, Peña no dará marcha atrás en su objetivo concreto de la privatización, “porque están demasiado comprometidos con esos intereses”.
Interrogado sobre la posibilidad planteada por diversos actores políticos, sobre todo de partidos de izquierda como PRD, PT y Movimiento Ciudadano, de que aún podría frenarse la privatización de Pemex (implícita en la reforma energética) cuando se discutan y aprueben las leyes secundarias en el Congreso de la Unión, Meyer descartó categóricamente esa posibilidad.
“No creo, ya no pienso ni en las leyes secundarias ni nada por el estilo. El punto eran las leyes primarias; las secundarias son eso: secundarias. Ya está hecho, y aquellos que desde la izquierda dicen que ahora es posible cambiar esto con las leyes secundarias no son ingenuos, son de una perversidad muy refinada; el concepto de Judas podría venir bien para juzgarlos”.
Advirtió: “No crean además que nosotros nos tragamos esa argumentación. Estaba pensando en una encuesta que manejo del año pasado, en la cual la mayoría de los mexicanos no está de acuerdo con la privatización, pero al gobierno y a los partidos eso les valió gorro”.
Meyer recordó que en 1938 el propio presidente Lázaro Cárdenas del Río advirtió que el petróleo no era para la exportación, sino para el uso interno, para mover a la industria y desarrollar al país.
¿Para que sirvió el IFE?
Por otra parte, en cuanto a las leyes secundarias en materia político electoral, se le preguntó si puede esperarse algo positivo de la democracia en el país, por ejemplo, con la emisión de una ley general de partidos, donde se sujete a la legalidad y a la democratización interna a estos entes. En este caso Meyer tampoco es optimista:
“Los partidos políticos crearon al Instituto Nacional Electoral (INE), ¿a poco su hijo los va a traicionar y a matar? No ¿Democracia interna? Los partidos no están hechos para la democracia interna, no pueden tenerla, es contra natura. Roberto Migels hizo una muy buena contribución a la ciencia política al demostrar que no es posible.
“Los partidos políticos no están hechos para ser democráticos. Lo democrático es la lucha entre ellos, el campo en que se enfrenten; todos los partidos, todos, hasta los más comprometidos con la democracia, están controlados por oligarquías, no pueden ser democráticos.”
Sin embargo, manifestó el historiador, “lo que sí es importante es que el campo en que se enfrenten, y que es el que le ofrece oportunidades al ciudadano, es la posibilidad de elegir entre varias personas y sobre todo proyectos.
“Pero cuando no se tiene esa oportunidad, cuando se tergiversa, y si el INE es el heredero del Instituto Federal Electoral (IFE), y éste fue incapaz, no quiso meterse en el año 2012 cuando se le mostraron las pruebas sobre la compra de los votos en la elección presidencial, y el IFE dijo ‘no puedo, no puedo’, ¿entonces para qué sirve?
“¿Para qué sirvió eso que se suponía estaba por encima de los intereses partidistas? Entonces en el INE de ahora no tengo nada de confianza. Lo único para lo que va a servir es para que nosotros tengamos un punto más de preocupación, para que nos pongamos a vigilarlo, como si los mexicanos no tuviéramos suficientes cosas que vigilar”, señaló el también académico.
Meyer visitó Zacatecas para presentar en la plazuela Miguel Auza su libro Nuestra tragedia persistente, de editorial Debate.