AFP
Berlín quiere prohibir la explotación del gas de esquisto al menos hasta 2021, y controlar más estrechamente el recurso a la fracturación hidráulica, según el proyecto de dos ministros del gobierno de la canciller Angela Merkel, del que la AFP tuvo conocimiento este viernes.
«Los proyectos de fracturación para explotar el gas de esquisto (…) por encima de los 3,000 metros de profundidad serán prohibidos», explican en un documento fechado el viernes el ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, y su colega de Medio Ambiente, Barbara Hendricks.
La carta está dirigida a los diputados de su formación, el Partido Socialdemócrata (SPD), y detalla los principales puntos de una futura ley sobre este asunto.
En Alemania hay mucha desconfianza hacia la fracturación hidráulica, que permite la extracción de gas atrapado en la roca. Los detractores de este procedimiento alegan la contaminación que pueden causar en la capa freática los productos químicos empleados.
Los dos ministros afirman que «se toman muy en serio la preocupación de la población», y dejan claro que «la protección de la salud y del agua potable tienen prioridad absoluta«.
En 2021 se espera que los legisladores examinen de nuevo la cuestión, a la luz de un nuevo informe que analice con más conocimiento de causa los efectos de este procedimiento en el medioambiente.
Por otro lado, la fracturación hidráulica para la extracción de gas natural convencional, que se practica en Alemania desde los años 1960, será «en principio posible», pero con «normas suplementarias» que conciernen en particular las características de los productos utilizados.
En realidad, todos los proyectos de fracturación convencional están en punto muerto en Alemania, ya que en los últimos años no se concedió ninguna autorización.
La industria alemana, empezado por la química, milita en cambio por darle una oportunidad al gas de esquisto, pues cree que al igual que en Estados Unidos permitiría rebajar los costes energéticos, que son de los más altos de Europa.
«Tenemos gas de esquisto suficiente para garantizar el 100% del suministro energético de Alemania durante diez años, y probablemente durante mucho más tiempo», y «llevamos 40 años de fracturación sin un solo incidente», dijo el jueves en Berlín el directivo del grupo químico BASF, Kurt Bock, fustigando de paso un debate «basado en el miedo».