«Rector» de Universidad de Colima no se presenta a diálogo con catedráticos en huelga de hambre; llevan 19 días

Pedro Zamora Briseño
Proceso (Foto: Pedro Zamora Briseño)

COLIMA, Col. (proceso.com.mx).- Mientras crece el riesgo para la salud de los siete catedráticos que se encuentran en huelga de hambre desde hace 19 días en demanda de legalidad y transparencia en el fondo de pensiones, el rector de la Universidad de Colima, José Eduardo Hernández Nava, no se presentó al salón del hotel adonde había convocado a los manifestantes para entablar un primer diálogo en busca de la solución al conflicto.

En su lugar llegaron el secretario general de la institución educativa, Christian Torres Ortiz Zermeño; el abogado general, Elías Flores García; y el director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Gerardo Hernández Chacón, quienes después de una fuerte discusión con los miembros del Comité de Apoyo a los Universitarios en Huelga de Hambre, a la entrada del salón “Don Carlos” del Hotel Ceballos, no llegaron a ningún acuerdo sobre el número de participantes en el encuentro.

Torres Ortiz exigía la presencia de los siete huelguistas de hambre, ante lo que el abogado Agustín Díaz Torrejón, integrante del comité, le informó que ellos no se encontraban en óptimas condiciones de salud para participar en el diálogo, pero leyó un documento mediante el cual otorgaban amplios poderes a 14 académicos para negociar y establecer acuerdos en sus nombres, en particular a los doctores Sergio Elenes Zepeda, Marisa Mesina Polanco y el propio Agustín Díaz.

El secretario general de la Universidad cuestionó en qué se basaban para afirmar que los huelguistas no podían estar presentes, a lo que Elenes le respondió que como consecuencia del prolongado ayuno que han sostenido, en esos momentos no se sentían bien para acudir a ese lugar.

El comité de huelga proponía la presencia en el diálogo de 11 de sus integrantes, de los que sólo cuatro tendrían voz, pero los funcionarios universitarios únicamente aceptaban el ingreso de estos últimos.

En medio de un coro de consignas y protestas de sus compañeros que exigían la presencia del rector, Marisa Mesina pidió a los representantes de la casa de estudios ceder en ese aspecto, ya que el comité de huelga había aceptado todas las condiciones impuestas por Hernández Nava en cuanto al día, la hora y el lugar del encuentro.

Y es que la tarde del jueves 15 a través de un comunicado, cuando los huelguistas llevaban 16 días de ayuno, el rector dijo que “por razones humanitarias” los invitaba a dialogar y fijó como fecha el sábado 17 a las 9 de la noche. El comité de huelga respondió aceptando el diálogo, pero pidió adelantar la fecha al viernes 16 a las 5 de la tarde, pues “no creemos necesario prolongar su sufrimiento y riesgo médico (de los huelguistas) 48 horas más”. El rector se mantuvo inamovible en su postura y así llegaron a la fecha fijada.

Durante la acalorada discusión por el número de participantes en la mesa de diálogo, Christian Torres Ortiz se introdujo unos minutos al salón y, cuando salió nuevamente a la puerta, entre protestas de los manifestantes leyó desde la pantalla de una computadora portátil un comunicado en el que señaló que ante “la falta de condiciones para realizar el diálogo” y “para evitar un hecho que pudiéramos lamentar más tarde”, el rector decidió no acudir a la reunión.

Este anuncio provocó la inconformidad de decenas de simpatizantes de los huelguistas, quienes ante la retirada del funcionario y sus acompañantes del hotel, los siguieron hasta la calle Madero, gritando consignas en reproche por la inasistencia del rector, acusando además a los directivos universitarios de “corruptos”, “farsantes”, “cobardes” y “traidores”.

Aunque inicialmente los miembros de la comitiva oficial tenían la intención de dirigirse al campamento de los huelguistas a comunicarles directamente la decisión anunciada, la muchedumbre no se los permitió y entre gritos de protesta, los obligó a continuar su trayecto por el andador Constitución rumbo a un vehículo que esperaba al final, pero un grupo de manifestantes les cerró el paso a la altura del Café Larábica y Christian Torres Ortiz fue increpado nuevamente.

—Se están muriendo siete compañeros, Christian, entiende; el uso de la razón debe estar en la universidad —le cuestionó, entre la multitud, uno de los simpatizantes del movimiento.

—¿Estas son las condiciones para entablar un diálogo? —respondió el secretario general de la casa de estudios.

—No, pero los principios de la universidad son muy claros, Christian…

Indignada, la presidenta de la sociedad de alumnos del Bachillerato 13, Amira Lara Pérez —hija del huelguista José de Jesús Lara Chávez—, se abrió paso hacia el funcionario y lo encaró:

—¿Hasta cuándo? ¡Mi papá se está muriendo! ¿Dónde queda su humanismo?

—Con gritos no vamos a resolver nada, hija, no me grites, yo te he respetado a ti…

—¡Deme una respuesta ahorita! ¿Hasta cuándo? —lo urgió la joven.

—Necesitamos condiciones para dialogar… —dijo el funcionario.

—¡Ahorita dígame cuándo! —insistió la joven, pero no obtuvo respuesta.

En esos momentos, un grupo de guardias privados, a empellones empezaron a abrir paso a los funcionarios universitarios y entre los manifestantes se escuchó la consigna: “¡Libros sí, guaruras no! ¡Libros sí, guaruras no!”. Se produjo un forcejeo y alguien emitió una voz de alarma: “¡Están echando gas! ¡Están echando gas!”, mientras algunas personas se llevaban las manos a los ojos y otras trataban de dispersarse.

Y entre el tumulto prácticamente sin control, con el apoyo de los elementos de seguridad, los funcionarios universitarios lograron abordar una camioneta de la institución. Cuando arrancaba el vehículo, a través de una de las ventanillas, el director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Gerardo Hernández Chacón, dirigió a los manifestantes una sonrisa burlona, al momento que con una mano les hacía la señal de adiós.

Al menos se reportaron cinco personas afectadas por el gas: dos simpatizantes de los huelguistas de hambre, una reportera de un portal de noticias, el secretario privado de la Rectoría, Fernando Sánchez; y el propio secretario general de la universidad, Christian Torres Ortiz.

Aunque no se identificó a quien arrojó la sustancia, la Rectoría culpó a los simpatizantes de los huelguistas de haber arrojado “gas pimienta o mostaza”, mientras que el Comité de Huelga responsabilizó de ese hecho a los guardias privados que custodiaban a los funcionarios universitarios.

Mediante un comunicado, la Rectoría señaló que a la reunión de diálogo “no acudieron los convocados y sí un grupo que dijo representar el interés de los siete huelguistas, y que se dedicó a gritar y agredir a los representantes del rector”, por lo que “se tomó la decisión de no llevar a cabo dicha reunión”.

Expuso: “El rector lamenta profundamente los hechos y las agresiones físicas y verbales a sus funcionarios, y manifiesta que esto es prueba fehaciente de que la intolerancia y la falta de respeto son norma de conducta sistemática en los manifestantes. Con estas acciones, los huelguistas han demostrado incapacidad de definición de objetivos y poco interés por entablar un diálogo”.

El líder del movimiento por la transparencia del Fondo Social de Apoyo al Pensionado (Fosap), Leonardo Gutiérrez Chávez —quien se mantiene en huelga de hambre desde el 29 de abril pasado—, denunció ante sus seguidores que una vez más se manifestó la “falta de humanidad” por parte del rector José Eduardo Hernández Nava.

Dijo que la estrategia del funcionario ha sido el desprestigio de los activistas del movimiento a través de los medios de comunicación, además de que “siguen con las prácticas arcaicas de tratar de intimidar, presionar, hostigar, amenazar y hoy agredir a jóvenes, familiares y compañeros, a través de los guardias blancas en una universidad pública, eso es reprobable, no se puede aceptar”.

Reiteró que el Comité de Huelga sigue abierto al diálogo, pero “no vamos a flaquear en nuestra demanda; si consideran que con este tipo de actos nos vamos a arrodillar, están equivocados: vamos a seguir de frente, discutiendo con la razón y la documentación para demostrar a la sociedad de Colima que sí hay corrupción dentro de la Universidad”.

Gutiérrez Chávez advirtió: “No nos vamos a callar y las autoridades, tanto del gobierno estatal como federal, tienen que tomar cartas en el asunto; no podemos vencernos, Leonardo Gutiérrez va a seguir en huelga de hambre hasta que se solucione esta causa”.

Además de Gutiérrez Chávez y José de Jesús Lara, permanecen en huelga de hambre los catedráticos Javier Herrera Báez, Pedro Vidrio Pulido, Jesús Ponce Ochoa, Herminio López Ramírez y José Miguel Rodríguez Reyes.

La tarde del sábado se les unieron 24 ciudadanos en ayuno solidario de 24 horas, que concluirá este domingo a las seis de la tarde.

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