Roxana Aguirre
La Jornada
Veracruz, Ver.- La crisis económica e incluso la falta de interés ha alcanzado a los vendedores de artículos patrios; a pesar de ser una tradición muy mexicana, las ventas han caído drásticamente, lo que podría dejarlos sin ganancias.
Desde hace 20 años, María Martina Candelario de los Santos se ha dedicado a la venta de este tipo de artículos, la mayoría de las ocasiones los adquiría listos para vender, ahora tiene que poner a prueba sus habilidades manuales para realizar ella misma algunos de los moños que pondrá a la venta.
“Está muy dura la situación, no hay nada de venta, nos va a quedar bastante, vendemos poquito, el dinero no nos alcanza, tenemos que luchar y hacer las cosas nosotros porque si lo compramos no nos sale”, afirmó.
En el mercado de Veracruz son decenas los pequeños escaparates que ofrecen cualquier cantidad de adornos tricolor, sombreros, rifles, disfraces, moños, pulseras, aretes, trenzas, sin embargo la gente no los abarrota como en otros tiempos, ahora sólo pasan y preguntan precios, la mayoría de las veces se quejan del costo y se retiran.
La mayoría de los vendedores tuvo que viajar a México para poder adquirir parte de estos productos, eso les representó un gasto de entre 10 y 25 mil pesos, dependiendo el tamaño de puesto y la cantidad adquirida, sin embargo no han vendido.
“No hemos sacado ni las tres cuartas partes de dinero que invertimos, se nos va a quedar mucha mercancía, no quedará de otra que guardarla y sacarla para el próximo año”, declaró Candelario de los Santos.
Maricela Orduña vende primordialmente disfraces, es su fuerte porque en la mayoría de los casos los padres se ven obligados a adquirirlos para las representaciones que los niños hacen en las escumelas.
“Trabajamos traje de Miguel Hidalgo, Allende, de señora, China poblana, algunos sí compran porque se los encargan en la escuela, pero a otros se les hace muy caro el traje y ya no lo compran, cuesta 190 pesos, va subiendo 10 pesos de acuerdo con la talla”, explicó.
Mientras mostraba los diferentes disfraces una mujer se acercó y cuestionó sobre el costo de un vestido de bebé.
“Es de a 160, lo menos”, señaló Orduña.
“No, cómo cree, está muy caro para eso, gracias”, le respondió la señora y se retiró.
La comerciante explicó que ahora muchos de los clientes responden eso, la falta de dinero está afectando a la mayor parte de los ciudadanos.
“La gente prefiere comer y pagar sus deudas que comprar un adornito, así está esto, qué le vamos a hacer, no nos queda de otra que vender lo que podamos para al menos nosotros también sacar para comer”, aseguró.
Todos los puestos que se encuentran en la zona tienen el mismo problema, algunos cerrarán hasta el 17 de septiembre, que aunque ya habrá pasado la fecha, esperarán a algún “atrasado” que vaya a celebrar y a comprar adornos para después.