Jorge Ricardo
Reforma
Cd. de México (30 mayo 2014).- Luego de marcar la cuenta regresiva del Bicentenario de la Independencia, el reloj electrónico de dos metros que estaba en el Zócalo acabó embodegado en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) y está en espera de que alguien vaya a reclamarlo.
Con la remodelación que se lleva a cabo en la Plaza Gamio -al costado izquierdo de la Catedral-, el reloj, uno de los 34 comprados por la desaparecida Comisión del Bicentenario, fue desarmado, según informó la Seduvi.
«La Autoridad del Espacio Público aún intenta ubicar qué dependencia federal se hará responsable de recibir el Reloj Bicentenario», detalló la dependencia en una hoja informativa a solicitud de este diario.
La remodelación de la Plaza Gamio, un proyecto entre la Seduvi y el Instituto Nacional de Antropología, comenzó en 2013. El INAH remitió a la primera para conocer el destino del reloj.
Según la Seduvi, la Autoridad del Espacio Público, que depende de ella, autorizó el desmantelamiento del reloj el 17 de diciembre de 2013 y desde entonces se ha buscado a quien se haga responsable de la pieza, que fue adquirida en 852 mil 941 pesos.
Los relojes, uno por cada capital estatal, otro en Dolores Hidalgo, Guanajuato, y uno más para Los Pinos, fueron instalados en 2008, costaron más de 29 millones de pesos y su mantenimiento, tan sólo en 2010, ascendió a 12 millones.
Estaban concebidos como parte de los festejos por el Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, cuyo costo total, informado en 2013, fue de 4 mil millones de pesos.
Desde el 23 de diciembre de 2013, según la Seduvi, se envió a la Secretaria de Hacienda el oficio Á-C/005/2014 solicitando que se indicara qué dependencia los tenía bajo su responsabilidad. Hacienda respondió el 21 de marzo pasado que no eran suyos y que no había antecedentes de que alguna otra dependencia tuviera esa competencia.
Así, el 6 de marzo se inició el envío de las piezas desarmadas a la bodega de la Seduvi, ubicada en la Colonia Federal, en la Delegación Venustiano Carranza.
Primero llegó la estructura de la base -que medía unos dos metros-, luego los paneles de acero inoxidable y al día siguiente las luces LED de la pantalla y las piezas de cristal.
Sin embargo, todavía están en el sitio de la obra el CPU y el monitor en espera de que alguien los reclame.
El retrete…
Cuando menos se piensa, salta la liebre.