Y lo mismo de siempre: trabajadores marchan para repudiar los crecientes abusos desde el poder en su contra, se desahogan lanzando consignas, se desgañitan «exigiendo» esto y aquello… y finalmente regresan a sus casas exhaustos y con la lengua de fuera, SIN HABER CONSEGUIDO NADA. ¿No les parece que ya va siendo hora de cambiar las estrategias de lucha y organizarse para DERROCAR A LOS OPRESORES? Y entre éstos inclúyanse en primer lugar a los criminales empresarios beneficiados con las «políticas» encaminadas a seguir esclavizando a los trabajadores de México. Son ellos los verdaderos orquestadores de las «reformas» para seguir aniquilando derechos y bajando salarios. ¡UN POCO DE SENTIDO COMÚN YA, CARAY!
Por Rosalía Vergara
(Proceso)
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para evitar coincidir en el Zócalo en la conmemoración del 131 aniversario del Día Internacional del Trabajo, este lunes marcharon primero los sindicatos corporativos y luego los independientes, quienes se manifestaron desde Bellas Artes al Palacio Nacional.
Sin embargo, en ambas movilizaciones se reclamó lo mismo: Aumento a los mínimos; mejorar los salarios y las prestaciones contractuales; no a elevar la edad de retiro de 65 a 67 años; más créditos de Infonavit para los que ganan menos de tres minisalarios; revisar los sistemas de Afore a fin de garantizar mejores pensiones para los trabajadores mexicanos, así como frenar la inseguridad, entre otros.
En el acto de los oficialistas, encabezado por el presidente del Congreso del Trabajo (CT), Carlos Aceves del Olmo, también secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), éste aseguró que “el movimiento obrero tiene esperanza de que la economía mexicana mejore y se vea reflejada en los bolsillos y en la mesa del obrero y su familia”.
Igual exigió el aumento al salario mínimo “para que siempre haya alimento en la mesa de los trabajadores. No es un acto político sino obrero, para que se escuche la voz de los trabajadores. Nuestra lucha es por la unidad y mejoramiento de la vida de los trabajadores y para que éstos tengan ‘dinerito’ en sus bolsillos”.
El líder cetemista coincidió con el discurso del secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, quien sostuvo que “en nuestro país existe paz laboral y parte de ello se debe a la participación responsable de los sindicatos y los trabajadores que todos los días echan a andar las fábricas”.
El secretario de Acción Política de la CTM, Fernando Salgado, consideró que mientras el salario no cubra las necesidades de los trabajadores, no habrá desarrollo en el país.
“Estamos juntos para que esta fuerza, la del trabajo, sea garantía de que toda transformación esté a favor de la gente y que la tecnología no sirva para acaparar capital sino para dar bienestar, dignidad y seguridad”, añadió.
En el acto obrero oficial, que sólo duró 20 minutos, el secretario general del Sindicato Banorte –el banco de las tarjetas que el gobierno priista de Eruviel Avila reparte en el Estado de México en plena etapa electoral–, José Carlos Torres García, exigió al gobierno frenar el contrabando cerrando las fronteras a productos ilegales, porque esa práctica afecta a los empleos en todo el país, así como poner fin a la inseguridad y la violencia en todo México.
También trascendió que los asistentes al mitin llegaron en 300 autobuses y 426 automóviles desde diversos estados del país.
Más tarde, a las 10 de la mañana, las secciones 10 y 11 de la CNTE se concentraron en el Antimonumento a los 43, entre Reforma y Bucareli.
Una hora antes, los comités de la UNAM, IPN, UACM, UPN y UAM ubicaron a sus integrantes frente a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
Y media hora después marcharon hacia el Zócalo los seguidores de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y el Frente Amplio Social Unitario (FASU), entre ellos los telefonistas, que se caracterizaron por vestirse de rojo y negro, “los colores de la lucha obrera”, en defensa de su contrato colectivo, amenazado por la intención del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de dividir a Telmex en dos empresas, lo que afectaría sus derechos gremiales.
Ahí Francisco Hernández Juárez, líder del sindicato de Telmex, anunció que los telefonistas han emplazado a huelga para el viernes 12.
Luego destacó que la reforma laboral acabó con los derechos consagrados en el artículo 123 constitucional, como son las jornadas laborales de ocho horas, el salario mínimo por día y el derecho a huelga.
Por eso, añadió, “este 1 de mayo hay que decir que la Constitución ha muerto, porque han sido liquidados los derechos laborales”. También hizo un llamado a elaborar una nueva Constitución que garantice los derechos plenos de la clase trabajadora.
El dirigente de los jornaleros de San Quintín, Fidel Sánchez, indicó que de manera urgente se deben defender y privilegiar los derechos de los trabajadores. Consideró que la marcha muestra el descontento “de todos los sectores del país” por la reforma laboral, por lo que pidió al gobierno elaborar una nueva que se adecue a las necesidades de cada sector laboral del país, con salarios adecuados y seguridad social para las familias.
Felipe Cruz, en representación de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, exigió la localización con vida de los jóvenes normalistas y que se realice una investigación seria y profunda sobre los hechos ocurridos hace casi tres años.
A la movilización de los independientes se sumaron los sindicatos de pilotos de ASPA, sobrecargos de ASSA, Cosmogar-Avón, jubilados del sindicato ferrocarrilero, de la Industria Nuclear, SUTIN, trabajadores de la Uia, Conalep, UNAM, El Colegio de México, Chapingo, del Frente Amplio Social, Frente Auténtico del Trabajo (FAT), maestros de la Coordinadora, integrantes del Movimiento Urbano Popular, Nueva Central de Trabajadores y asalariados agrícolas, entre otros.
La marcha obrera independiente la encabezó la presidencia colegiada de la UNT conformada por el líder de los telefonistas, Francisco Hernández Juárez; del STUNAM, Agustín Rodríguez Fuentes; el vicepresidente Arturo Zayún González, y el secretario general de la sección 9 de la CNTE, Enrique Enríquez Ibarra, quienes manifestaron su rechazo a las reformas estructurales del gobierno peñista y exigieron mejores condiciones laborales.