Israel destruyó totalmente la Infraestructura de Gaza y sigue matando; hay emergencia sanitaria

Leonardo Boix
Prisma Internacional

LONDRES (apro).- Nishant Pandey, jefa de la ONG británica Oxfam en los Territorios Palestinos e Israel, es contundente al señalar que “estamos trabajando en un lugar en el que la infraestructura de agua ha quedado completamente destruida. Esto impide que los habitantes de Gaza puedan cocinar, usar los lavabos, o lavarse las manos. La actual crisis de salud pública es masiva, y aunque el alto al fuego provisorio es un paso positivo, llevará meses para que la infraestructura de Gaza se recupere por completo”.

El reporte de Pandey no deja dudas sobre la situación que atraviesa la Franja de Gaza luego de la ofensiva militar israelí Operación Escudo Protector lanzada el martes 8 de julio, y que ha provocado la muerte de más de mil 800 palestinos, la mayoría civiles, y de 67 soldados israelíes.

En un informe titulado Gaza: al borde de una enorme crisis sanitaria, Oxfam indicó el martes 5 que su población “enfrenta una crisis de salud pública abismal”, principalmente debido a la destrucción y contaminación de las fuentes acuíferas de ese territorio. Los bombardeos han destruido decenas de pozos, cañerías y reservas acuíferas, y el agua potable ha sido contaminada con aguas residuales.

El grupo humanitario estimó además que al menos 15 mil toneladas de agua se están pudriendo en las calles de Gaza, las estaciones de bombeo para aguas residuales carecen de combustible para operar y muchos barrios han quedado sin luz desde hace días.

Antes de la ofensiva israelí la población de Gaza se encontraba muy vulnerable debido al bloqueo israelí, un castigo colectivo a toda la población civil que impide que bienes y personas puedan entrar y salir libremente de ese territorio, un hecho que está destruyendo la economía y que erosiona los derechos básicos de las personas, destacó Oxfam.

“Las condiciones de salud pública en Gaza están empeorando a medida que pasan las horas y, sumado a la escasez de agua, crece la amenaza de una rápida propagación de enfermedades infecciosas. El alto al fuego por sí solo no será suficiente para poner fin al sufrimiento de Gaza. El bloqueo a ese territorio debe terminar si se busca una recuperación real y una paz duradera tanto para israelíes como para palestinos”, destacó Pandey.

Ataques deliberados

Pero el problema no sólo es de infraestructura acuífera y sanitaria ya que, según Amnistía Internacional (AI), Israel habría atacado deliberadamente a trabajadores de salud en Gaza, incluyendo a médicos y enfermeros.

En un informe publicado el jueves 7, la ONG pidió que se realice una “investigación inmediata” ante “creciente evidencia” acerca de que las Fuerzas de Defensa Israelíes lanzaron ataques deliberados contra profesionales de hospitales y centros de salud en Gaza, provocando la muerte de seis médicos.

Amnistía recabó testimonios de médicos, enfermeros y personal de ambulancias que trabajan en la zona.

“Las horrorosas descripciones de conductores de ambulancias y otros médicos por la situación totalmente imposible en la que tienen que trabajar, con bombas y balas que matan o hieren a sus colegas a medida que tratan de salvar vidas, describen una desalentadora realidad de vida en Gaza”, afirma en el informe Philip Luther, director de AI para Medio Oriente y África del Norte.

“Incluso más alarmante que ello es la creciente evidencia de que el Ejército israelí atacó a centros de salud y a profesionales de la medicina. Semejantes ataques están absolutamente prohibidos por la ley internacional y conforman crímenes de guerra. Esto sólo suma más evidencias para referir esta situación a la Corte Penal Internacional”, agregó.

Hospitales, médicos y personal de ambulancias, incluidos aquellos que tratan de evacuar a personas heridas en los ataques israelíes, han quedado cada vez más bajo la línea de ataque desde el jueves 17 de julio.

Jaber Khalil Abu Rumileh, que supervisa los servicios de ambulancia en el hospital Mártires de Al-Aqsa, contó a Amnistía sobre un bombardeo a ese centro médico el lunes 21 de julio que duró una hora y media.

“Eran las tres de la tarde y yo estaba trabajando en la unidad de emergencia. Escuché el ruido de una bomba que sacudió al hospital. Fue un misil que había caído en el cuarto piso, la unidad de embarazo y cesáreas. Luego hubo más ataques. La gente estaba aterrada, los pacientes huían despavoridos, los médicos no podían entrar para ayudar a los heridos y retirar a los muertos. Luego el tercer piso fue atacado y cuatro personas murieron. Observé a una mujer que corría con un bebé entre sus brazos, recién nacido. Algunas mujeres dieron a luz durante el bombardeo”, narró Abu Rumileh.

Por su parte, Mohammad Abu Jumiza contó que quedó parcialmente sordo luego de sufrir heridas en la cabeza durante un ataque que ocurrió cuando transportaba a personas heridas en su ambulancia en Khan Younis, el jueves 24 de julio.

“Regresábamos al hospital Nasser, manejando con las luces y sirenas, como siempre lo hacemos. La ambulancia estaba claramente señalizada como tal. El doctor, el enfermero y yo vestíamos uniformes médicos. Cuando llegamos a la Universidad Islámica escuché una explosión justo al lado de nosotros y las ventanillas y parabrisas de la ambulancia explotaron. En el momento que intentaba dar la vuelta, un misil nos cayó cerca, y luego un tercero. Cuando cayó el cuarto misil, perdí el control del vehículo y choqué, así que salimos corriendo de la ambulancia y buscamos refugio en un edificio. Luego escuchamos otros dos misiles, que hirieron a muchísima gente”, afirmó.

Otro de los testimonios obtenidos por Amnistía fue el del doctor Bashar Murad, director de la Sociedad palestina de la Media Luna Roja (PRCS) para la unidad de emergencia y ambulancias, quien contó que desde que comenzó el conflicto bélico, al menos dos trabajadores de esa institución fueron asesinados, unos 35 resultaron heridos y 17 ambulancias quedaron fuera de servicio por los ataques del Ejército israelí.

“Nuestras ambulancias son muchas veces atacadas a pesar de estar claramente señalizadas. El Ejército debería distinguir desde el aire que están atacando ambulancias”, continuó.

El trabajador de ambulancias Mohammad Al-Abadlah fue asesinado el viernes 25 de julio. Se encontraba en Qarara ayudando a algunos heridos cuando recibió un disparo en la cadera y pecho por parte de un francotirador y murió desangrado. Mohammad viajaba en una ambulancia visiblemente señalizada y vestía su uniforme médico. Algunos de sus colegas que trataron de ayudarlo también fueron atacados, pero finalmente no resultaron heridos.

A’ed Mustafa Bur’i, otro trabajador de ambulancias, murió incinerado ese mismo viernes en Beit Hanoon, luego de que un misil cayó en la ambulancia señalizada en la que viajaba.

“Los hospitales en toda la Franja de Gaza están sufriendo también de cortes de energía y combustible, de inadecuados suministros de agua potable, y escasez de medicamentos y equipos médicos esenciales. Esas insuficiencias, ya prevalecientes debido al bloqueo de siete años que impone Israel, han empeorado mucho más durante el conflicto actual”, concluyó.

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