Javier Salinas Cesáreo
La Jornada
Ecatepec, Méx., 13 de agosto. Hace un año, el niño Juan Carlos recibió un balazo en la cabeza durante la feria anual de San Cristóbal Ecatepec. Aún tiene alojado el proyectil y debe usar una máscara de protección; ya no acude a la escuela, su salud se ha deteriorado y sus padres no han recibido ayuda de las autoridades municipales ni estatales, y tampoco de los organizadores del evento.
La vida de Juan Carlos y su carácter cambiaron el 28 de julio de 2013, cuando ocurrió una riña en el área de bares y cantinas de la feria y una bala perdida lo hirió.
El menor, de nueve años de edad, acompañaba a sus padres, quienes alquilaron un puesto de aproximadamente ocho metros para vender tacos. La familia pagó por ese espacio 22 mil pesos al Consejo de Participación Ciudadana (Copaci) y a los organizadores de la fiesta patronal.
“Había unos tipos peleando. De pronto escuché un balazo que salió del área roja y mi hijo cayó al suelo. No había seguridad de ningún tipo. A mi hijo lo llevaron primero a la Cruz Roja y después (a un hospital) en Las Américas. Ahí los doctores me dijeron que no había esperanza, que si el niño se salvaba sería de puro milagro”, narró su padre, Luciano Liborio.
Dijo que su hijo sobrevivió, pero deberá usar de por vida una máscara de protección en la cabeza. Desde entonces padece jaquecas. La familia ha tenido que hacer cuantiosos gastos en atención médica y nadie se hizo responsable de las lesiones.
Los padres acudieron al presidente del Copaci, Horacio Rivero, quien sólo les devolvió 5 mil pesos que había dejado como anticipo por la renta del espacio, y les prometió ayuda económica que nunca llegó.
Luciano Liborio y su esposa, Gloria Vázquez, dijeron que tampoco han recibido ayuda de las autoridades locales y estatales para los gastos médicos.