El Estado de México, orgullosamente territorio PRI, es el primer lugar en todo ello.
Redacción La Jornada
El gobierno del estado de Puebla carece de una política transversal de género, lo que ha generado que la entidad se ubique a nivel nacional como uno de los territorios en donde la mujer sufre mayor discriminación, desigualdad, violencia y marginación, aseveró Eugenia Martínez de Ita, investigadora de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP).
La académica expresó que la situación anterior hace que las mujeres sean un sector altamente vulnerable a la explotación sexual, trata, desapariciones y feminicidios.
Aunado a esta situación, las instituciones encargadas de velar por la igualdad de género, como el Instituto Poblano de las Mujeres, es solo un vehículo que sirve a las que lo presiden para hacer política a favor de sus partidos, “En el Plan Estatal de Desarrollo simplemente no existen políticas transversales y no hay interés o preocupación por incorporarlas. Es un problema muy grave”, expresó la investigadora.
Expuso que como prueba están las estadísticas que ubican que son más las mujeres que no tienen empleo y son sujetas de discriminación laboral.
“Se les exige mayor escolaridad, pero eso no garantiza que tengamos mejores puestos ni salarios”, advirtió, e indicó que aunque el tema de los bajos emolumentos es generalizado, entre el sector femenino esa problemática es más aguda.
En materia educativa expuso que “las estadísticas muestran que son más las mujeres las que abandonan la escuela y tienen menos acceso a la educación”.
Aunque en los últimos años a nivel superior, destacó, se ha elevado de manera importante la matrícula de las jóvenes en las universidades, “esto es un logro no de las políticas gubernamentales, sino de un esfuerzo de las mujeres, pero no es de gratis, no es concesión, ni un regalo”, enfatizó.
Asimismo, las mujeres poblanas siguen insertas en una cultura patriarcal, “donde la desigualdad es algo tan naturalizado que mucha gente no lo ve”.
Por ello, dijo, le sorprende que Puebla haya sido el primer estado certificado como Modelo de Equidad de Género por parte del Instituto Nacional de las Mujeres en 2014: “Me parece que fue un acto más político que algo que se basara en un diagnóstico real”, señaló.
Recalcó que no se puede soslayar “que en Puebla hay feminicidio y no son las que dicen cifras oficiales, hay que contrastar con las que muestran las organizaciones civiles. Hay desaparecidas que han caído en las redes de trata con fines de explotación, esclavitud y tráfico de órganos”.
Puebla, advirtió, “es un estado de tránsito, hay focos rojos en el problema de la trata de personas, pero eso no se dice”.
“Puebla se encuentra entre los estados con más violencia de género al nivel del estado de México y Veracruz”.
En este contexto, Martínez de Ita lamentó que ni el Instituto Poblano de las Mujeres ni la Comisión Derechos Humanos del estado de Puebla actúan a favor de las féminas, pues son indiferentes.
El IPM solo ha servido para proyectar a ciertas mujeres; “es mas por criterios políticos, es un puesto que se negocia. Es solo cuestión de revisar las trayectorias de las mujeres que han dirigido en el instituto, quienes están más preocupadas por su partido político. Usan al instituto para hacer trabajo que permita posicionar a los partidos políticos que pertenecen y las mujeres están en segundo término”.
En el caso de la CDH, dijo, la muestra de que dicho organismo que no sirve, citó “son las compañeras que están encarceladas como es el caso de Enedina (Rosas), una mujer que luchó por sus derechos y por eso fue encarcelada”, es un caso emblemático, señaló.
“Y así cuantas mujeres activistas han sido agredidas, el problema es que esto en una situación de invisibilidad que no quieren ver”, remató.
Si hubiera una política transversal, indicó, “las instancias gubernamentales tendrían que actuar en contra de la inequidad, la desigualdad y las condiciones en que nos encontramos las mujeres”.
Nos hace falta mucho avanzar en términos legales pero sobre todo, no hay sensibilidad por parte de los funcionarios hombres y mujeres ante la situación que vivimos las mujeres, concluyó.