Padres de desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa claman desesperados por el regreso de sus hijos

‘Ruego que suelten a mi hijo’

Jesús Guerrero
Reforma

Tixtla, Guerrero (1 octubre 2014).- Madres y padres de familia denunciaron entre sollozos la desaparición de sus hijos ante visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

«¿Servirá esto de algo? Ya lo hemos contado muchas veces desde el sábado y de nada ha servido; mi hijo no aparece», dijo una de las madres de los estudiantes desaparecidos.

El grupo de integrantes de la CNDH arribó en una camioneta blanca que estacionaron en el patio de la Normal Rural de Ayotzinapa, ubicada en la entrada a este municipio.

Varios de ellos estuvieron en un salón de clases, donde los padres de familia empezaron a relatarles su pena.

«Ya tengo aquí cuatro días y sigo sin saber nada de mi hijo, ¿qué hago?», dijo un campesino de este municipio, con los ojos llorosos.

Uno de los dirigentes de la Normal de Ayotzinapa cuenta que con los datos que aporten los familiares, la CNDH puede armar una recomendación contra el Gobierno de Ángel Aguirre.

Raúl Olmedo, integrante del comité estudiantil, recordó que, tras el desalojo del 12 de diciembre del 2011 en la Autopista del Sol, donde murieron a balazos los estudiantes Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Alexis Herrera Pino, este organismo emitió una recomendación en el 2012, la cual hasta el momento sigue sin cumplirse.

«No hay culpables en la cárcel», reseñó.

Dijo que esperan que ahora, con las denuncias que están haciendo los familiares de los normalistas desaparecidos en Iguala, tras los hechos violentos donde murieron a tiros seis personas, éstos sean encontrados.

«Yo les dije que busquen a mi hijo, que ya lo quiero ver; llevo aquí cuatro días y no sé nada de él», contó la señora Mardonia Torres Romero, madre del estudiante de primer año de educación bilingüe José Luis Luna Torres.

La mujer, quien es originaria de la comunidad de Amilcingo, Morelos, señaló a los de la CNDH que los sobrevivientes de los ataques de la noche del viernes dieron testimonio de que a muchos estudiantes se los llevó la policía municipal en sus patrullas.

«Yo ruego a los policías que suelten a mi hijo, que no le hagan ningún daño», clamó la señora, quien es madre soltera y se dedica a vender cacahuates y manzanas en su comunidad indígena.

Mardonia carga desde el lunes una foto de su hijo, de 21 años de edad.

«Nosotros somos muy pobres, y, de todos mis hijos, el que quiso estudiar es José Luis, mi pequeño», dijo Mardonia, quien suelta el llanto.

«Siempre me dice que cuando sea maestro, él me va a mantener», narró.

Durante el primer día de estancia en las instalaciones de Ayotzinapa, los visitadores recabaron denuncias de más de 20 familias que tienen un hijo desaparecido.

Al lugar comenzaron a llegar también estudiantes de ocho normales rurales del País, agrupadas en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, para participar en una marcha de protesta programada para el próximo jueves.

Algunos padres de familia dicen que tienen sus pancartas para participar en la movilización, pero tienen la esperanza de que para ese día sus hijos ya hayan aparecido.

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