Carlos Acosta Córdova
Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- Las pérdidas multimillonarias que le produjo el fraude cometido por Oceanografía a Banamex, generaron tal presión sobre Citigroup, tanto de sus accionistas como de los reguladores y la justicia estadunidense, que el conglomerado financiero decidió deshacerse del director de su filial mexicana.
En efecto, la mañana de este viernes se hizo pública la renuncia de Javier Arrigunaga Gómez del Campo a la dirección general del Grupo Financiero Banamex, presentada un día antes.
El presidente del Consejo de Administración de dicho grupo y también vicepresidente de Citigroup, el mexicano Manuel Medina Mora, públicamente manejó el hecho como si la renuncia hubiera sido una decisión de Arrigunaga.
En un comunicado, Medina Mora expuso: “A la luz de las dificultades que nuestra institución ha enfrentado a lo largo del último año, Javier Arrigunaga llegó a la determinación de que era necesario un nuevo liderazgo para el Grupo”.
La realidad, sin embargo, es que ese fue el precio que debió pagar Banamex por el escándalo con Oceanografía, contratista de Pemex, que presuntamente le birló al banco unos 400 millones de dólares mediante préstamos fraudulentos para los cuales Oceanografía usaba como garantía los pagos que esperaba de supuestos contratos con Pemex Exploración y Producción (PEP).
El hecho fue denunciado en febrero pasado por el propio Citi en Estados Unidos, y sólo hasta entonces se conoció públicamente en México.
De inmediato se iniciaron las investigaciones en ambos países, tanto de los respectivos órganos reguladores como de las instancias judiciales de una y otra parte.
Las investigaciones pusieron al descubierto que los controles para la originación de créditos de esa magnitud eran muy laxos y que altos funcionarios de Banamex hacían caso omiso de los estrictos protocolos a que estaban obligados en ese tipo de créditos.
El hecho no sólo causó el despido, en mayo, de 11 empleados de Banamex –cuatro de ellos, altos ejecutivos–, sino que repercutió en los balances del banco.
Banamex tuvo que reconocer una disminución de sus utilidades por 3 mil 177 millones de pesos en el último trimestre de 2013 y de mil 460 millones en el primer trimestre de este año.
La matriz, Citigroup, el tercer conglomerado financiero de Estados Unidos, también debió reconocer pérdidas por 235 millones de dólares.
Ante ello, los accionistas del Citi –que vieron mermados sus dividendos– empezaron a presionar a los dirigentes del grupo y a exigirles cuentas.
Apenas la semana pasada –según información de Dow Jones, reproducida en México por el portal financiero Sentido Común–, una Corte del estado de Delaware ordenó a Citigroup entregar a un fondo de pensiones, con sede en Oklahoma, información relacionada con su filial mexicana. Dicho fondo presentó la demanda en abril.
Dice el informativo financiero estadunidense: “El fallo judicial incrementa la presión sobre el tercer banco más grande de Estados Unidos, con sede en Nueva York, luego de que enfrentó un problema de fraude crediticio en su subsidiaria mexicana, que lo llevó a reconocer pérdidas millonarias en 2013 y que han puesto, para algunos, en tela de juicio su capacidad para gestionar riesgos potenciales en sus operaciones globales.
“El fallo de la juez es una victoria inicial para Oklahoma Firefighters Pension and Retirement System, que posee acciones de Citigroup, en su molestia por la forma como es administrado Citigroup. La juez Abigail LeGrow dijo que el banco debe entregar ciertos documentos, incluyendo algunos materiales de las reuniones del Consejo, relacionados con el escándalo que fue revelado este año en Banamex, así como en torno a otras cuestiones sobre posibles riesgos de lavado de dinero en la filial estadounidense de Banamex, conocida como Banamex USA”.
En su demanda, Oklahoma Firefighters Pension and Retirement System señalaba en abril pasado: “Parece que, sabiendo los riesgos o la existencia de actividades fraudulentas e ilegales, directores y ejecutivos de Citigroup ignoraron esos hechos y las posibles sanciones penales y/o civiles que seguirían, con el argumento de que esos costos simplemente forman parte de hacer negocios “.
Así, la presión que accionistas, reguladores y la justicia estadunidenses ejercen sobre Citigroup, derivó igualmente en fuertes presiones de éste sobre Banamex.
Y, como el hilo siempre se rompe por lo más delgado, Javier Arrigunaga –de 51 años y con una larga y destacada trayectoria en el sector financiero, público y privado del país, es el que debió pagar los platos rotos.