- Demandan cadena perpetua para castigar a Aguirre Rivero y Abarca Velázquez
- En el centro de Chilpancingo, manifestantes cierran bancos y desalojan a los trabajadores
CITLAL GILES SÁNCHEZ
La Jornada
Chilpancingo, 10 de octubre. Este viernes normalistas de Ayotzinapa, integrantes del Frente Unido de Normales Públicas del Estado de Guerrero (Funpeg) y maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (Ceteg) encabezaron diversas movilizaciones para exigir no sólo la renuncia del gobernador Ángel Aguirre Rivero y el desafuero del alcalde con licencia de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, sino que se les castigue con cárcel y una condena de cadena perpetua.
Al gobierno federal le exigieron la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos, así como el esclarecimiento de los hechos ocurridos el 26 de septiembre en Iguala. Entre las protestas estuvieron el cierre de instituciones bancarias que están en el centro capitalino, la toma de radiodifusoras y de la caseta de cobro de Palo Blanco.
Desde las 10 de la mañana, maestros de la Ceteg desalojaron a los trabajadores de Bancomer y Banamex, que se ubican en pleno centro de la capital, y cerraron con lazos las entradas a los establecimientos; colocaron pancartas en las que se leía su exigencia de justicia y otras más como “Aguirre y Abarca: asesinos”, “Ayotzinapa somos todos” y “Juicio político al asesino de estudiantes”.
Posteriormente un grupo de normalistas de Ayotzinapa se trasladó en tres autobuses, de la normal Rural Isidro Burgos hacia Chilpancingo, donde ingresó a las radiodifusoras de Capital Máxima y Radio Universidad.
Ahí uno de los estudiantes informó a la sociedad que ya pasaron 15 días sin saber nada de sus compañeros que fueron desparecidos por policías municipales y un comando armado.
Sobre la consulta que está solicitando el gobernador, la postura de los normalistas fue “no queremos que se destituya al gobernador, nosotros queremos que se encarcele porque lo que hizo fue una masacre, esto que hizo el gobernador fue la misma brutalidad que la ocurrida en el 68 en Tlatelolco”.
El estudiante de la normal rural dijo que han pasado 15 días, en los que padres de los 43 desparecidos “no saben nada de sus hijos, están en total desesperación, 15 días de angustia, 15 días que no han dormido, no han comido, por no saber nada de sus hijos y el gobierno federal y estatal lo único que hacen es deslindarse y echarse la bolita uno a otro”.
Más tarde, unos 45 integrantes del Funpeg se trasladaron a la caseta de cobro de Palo Blanco para pedir cooperación a los automovilistas para apoyar a los padres de familia de los 43 estudiantes desparecidos, así como para los gastos médicos de los dos estudiantes que permanecen hospitalizados y que el gobierno del estado se ha negado a apoyarlos con los medicamentos.
Los normalistas llegaron casi a la 1 de la tarde a la caseta, desalojaron al personal de las casetas y se apoderaron de las casillas y las plumas que impiden el paso a los vehículos.
Los normalistas explicaron a los automovilistas el motivo de la cooperación que se les pedía y tras el apoyo que recibían, los dejaban pasar “que tengan buen viaje” les decían los manifestantes.
Algunos automovilistas llevaban despensas y les informaban a los normalistas que era comida y víveres que llevarían al centro de acopio instalado en el kiosko de la plaza cívica. “Les llevamos más víveres muchachos; hace ratito ya pasó otro carro con más despensas”, lo que agradecían los jóvenes del Funpeg.