Norma Trujillo Báez
La Jornada
El gran impulsor de las escuelas normales rurales fue Lázaro Cárdenas para dar posibilidad de estudio a hijos de campesinos, pero cuando llegó Miguel Alemán siempre han sido mal vistas por los gobiernos federales y el clero, y el presupuesto que se destina a los estudiantes es menor que a los caballos del Ejército, afirmó Rubén Augusto Guevara, ex secretario general de la Escuela de Tenería, Estado de México y delegado nacional de la Federación de Estudiantes Campesinos de México.
Un suspiro hondo deja escapar y muestra un periódico de 1974: “Un angustioso llamado en Tenería”, así era el encabezado de la situación que se vivía en la escuela en donde él permaneció internado para lograr el grado académico de maestro. Las condiciones eran esas y no han cambiado, “desde que se fue Cárdenas se vino la represión y la interminable resistencia de los normalistas”, indicó.
“Y las cosas no cambian, las normales siempre están en lucha, en su inicio enfrentaron la hostilidad del clero (…) les llamaron ‘las escuelas del diablo’, sólo porque ahí estudiaban muchachos y muchachas, eran mixtas (…) por la posición de la Iglesia también se les cortó orejas a los estudiantes”.
“La vida de las escuelas normales rurales siempre ha sido difícil, las condiciones de infraestructura han mejorado pero otras no tanto. ¿Cómo olvidar lo que vives? pero eso te hace estar más cerca de la gente, apoyarlos”, dice el entrevistado.
Entonces su mente se traslada a los años 1974-1978, cuando él era estudiante: “Se destinaban 100 pesos para un alumno, diario, y 220 para cada caballo del Ejército mexicano”, admite un funcionario de la Secretaría de Educación Pública (SEP), un supervisor especial de Enseñanza Rural, los caballos del Ejército tenían un presupuesto más alto que los normalistas rurales.
Su mirada se extravía en el tiempo, “las condiciones de las escuelas –continúa– los dormitorios, los lavaderos, el transporte, el presupuesto ha crecido, pero nunca ha sido suficiente para la alimentación y salud de los jóvenes, se sigue dando esa diferencia entre los estudiantes y caballos. Voy una o dos veces al año a visitar las normales, la vida de los estudiantes sigue estando igual”.
El maestro de las zonas rurales de Veracruz expone para ser estudiante de una escuela normal el requisito era ser hijo de campesino, se hacían estudios socioeconómicos para comprobar eso, así podías estudiar en una normal rural –las que en un inicio fueron 29 escuelas después del movimiento del ‘68, y ante su fuerte participación, el gobierno de Díaz Ordaz cerró 14–. El único argumento que dice la Dirección Normal fue que ya era muy poco el porcentaje de alumnos de hijos campesinos.
“Las normales nacen con la Revolución Mexicana, la escuela impulsada por Rafael Ramírez y luego impulsadas las normales rurales. Las normales rurales tenían que ser evaluadas en el medio rural y tenían que contar con 50 a 100 hectáreas para el trabajo agrícola, eran autosuficientes, sostenibles, esto servía para hacer producir la tierra como para servir a las comunidades. El gobierno con Ávila Camacho argumentando que quería reformar todo lo que hizo Cárdenas, instituye que en las normales rurales debe aplicarse el mismo plan de estudios de las normales urbanas, entonces con esto le quitan la esencia a las normales que era llevar nuevas técnicas y conocimientos a los campesinos y a las comunidades rurales”, remarcó.
–¿Por qué se convierten en problema las normales rurales para los gobiernos? –se le pregunta a Augusto Guevara.
–Por ubicación, en el campo permiten a los estudiantes crear mucha conciencia social porque los normalistas ven cómo se debate el campo entre la miseria y la explotación, el hostigamiento, la represión, sobre todo entre los caciques y esto permite que las normales se liguen a los movimientos campesinos y sociales.
–¿Este es el descontento de los gobiernos?
–Las normales fueron atacadas primero por el clero, incluso les llamaron ‘escuelas del diablo’, porque según ellos eran mixtas: hombres y mujeres, posteriormente se separaron y se formaron la escuela de mujeres y 10 escuelas de hombres.
Hoy las escuelas en el país se ubican: El Quinto en Sonora, en Saltillo, Chihuahua, San Marcos, Zacatecas; Aguilera, Durango; Cañada Honda, Aguas Calientes; Tenería, Estado de México; Panotla, Tlaxcala; Teteles, Puebla; Ayotzinapa, Guerrero; Michoacan; Matumaxan, Chiapas; Texechopan, Campeche; Amixingo, Morelos, Tamazulapa, Oaxaca y la recién cerrada de Hidalgo.
En Veracruz estaba la escuela de Perote y fue unas de las que cerró Gustavo Díaz Ordaz y desde entonces el edificio está abandonado, tiene siete hectáreas de terreno y ha sido subutilizado por el gobierno del estado, en un tiempo lo utilizaron como hospital psiquiátrico, fábrica de tapetes y actualmente está abandonado.
También en Veracruz había Centros Regionales de Educación Normal y había en Carrizal (secundaria y normal), actualmente está el Centro Regional de Educación Normal de Tuxpan, dicha escuela es la que estaba en Tuxtepec Oaxaca, pero en un movimiento estudiantil fuerte en los años 80’s la cerraron y la reubicaron en Tuxpan.
–¿Hay alguna justificación del gobierno para querer cerrar las escuelas normales?
–Ávila Camacho atrasó mucho a las escuelas normales argumentando que era una educación socialista, se dijo que ahí se formaba a los alumnos con el marxismo, de la filosofía de Marx, Lennin y de Stalin, entonces la policía empezó un ataque sistemático contra los normales tratando de hostigarlos por el presupuesto económico, o sea, el presupuesto de las normales es raquítico.
Las normales, refiere, son hostigadas en una historia de resistencia permanente contra los ataques de los tres niveles de gobierno, “la amenaza permanente es de cerrarlas, desaparecerlas primero como internado y la represión a las escuelas, hace como tres años siendo gobernador, Enrique Peña Nieto, metió al Ejército a la escuela de Tenerías. También el 13 de septiembre el gobierno de Tlaxcala metió al Ejército a la escuela de Panutla en donde reprimió a las compañeras”, dijo.
También, asegura, se han metido con los maestros por parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y cuando éste ve que un docente está muy ligado a los alumnos, lo cambian de adscripción a otros planteles o incluso fuera de las normales rurales. “Es una forma de reprimirlos. Por eso muchos maestros optaron por pertenecer a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE)”.
–¿Por qué Ayotzinapa padece mucha represión?
–En el caso de Ayotzinapa, es una de las escuelas permanentemente golpeadas, con el argumento del gobierno del estado, que es una cuna de guerrilleros por el simple hecho de que de ahí salió Lucio Cabañas Barrientos, que fue también dirigente de las normales, él fue en un tiempo destacado militante de las Juventudes Comunistas, luego comunista mexicano y finalmente orillado por la represión tomó las armas, pero eso dio margen que se diga que Ayotzinapa es una cuna de guerrilleros. Desde entonces hay como ese señalamiento que dicen que los que salimos de las normales rurales, cuando llegan ya a servicio, somos señalados, satanizan a los alumnos egresados, nos condenan por nuestras ideas y nos ajustician porque somos pobres.
–¿Realmente los estudiantes se han involucrado en algunas luchas campesinas?
–Con los campesinos en solidaridad ante cualquier injusticia, en las movilizaciones de la CNTE, porque Elba Esther Gordillo planteó la desaparición de las escuelas normales pero principalmente las rurales. Con la reforma educativa se tiene que concursar para una plaza, antes tenían una plaza al egresar, aunque se debe considerar que desde el momento que la Secretaría de Educación Pública otorga un título y cédula profesional, es porque se tiene el perfil académico y de acuerdo al Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) hay un porcentaje de la población en México que vive en el campo y eso requiere atención por parte de maestros egresados de la normal rural, porque los maestros egresados de normales urbanas no quieren irse a trabajar a la sierra, y cuando llegan a irse, hay un alto porcentaje que desertan porque no se ubican, no están preparados para seguir en esas condiciones.
Augusto Guevara afirma que los maestros rurales en las comunidades se convierten en dirigentes sociales, participan en las asambleas ejidales porque las escuelas tienen hectáreas éstas, o a veces alumnos tienen padres ejidatarios. Entonces ha habido secuestro y asesinatos, pero no un crimen masivo ni secuestro como el de Ayotzinapa.
Por ejemplo, explica que en las normales rurales de 1968 los alumnos se salieron, dejaron que entraran los militares y los maestros y directores que vivían ahí fueron detenidos porque presumía el Ejército que ellos eran los que encabezaban la lucha social.
El maestro señala que el impacto ante todo lo que atraviesan las escuelas normales, la agresión a los alumnos de Ayotzinapa y el inminente cierre, es que habría una resistencia social muy fuerte y el impacto a las comunidades, será quitarles la única oportunidad que tienen de estudiar los hijos de campesinos en donde están enclavadas las normales, “sería cerrar las puertas para la educación, frenaría a los pueblos, porque las normales han servido para rescatar la cultura, usos y costumbres de éstos y elevar su nivel de vida; en el aspecto cultural, al cerrar estas escuelas se les quitaría esa oportunidad de acceder más a la cultura y a la educación”, remarcó.
“Estamos ante un retroceso, no han entendido que el socialismo se ve en las aulas como una herramienta para transformar la realidad de los pueblos y que el estudiante gusta de las lecturas de Marx y Lennin, pero también estudiamos la historia: José María y Pavón, Zapata, como parte de la historia de México”, concluyó el maestro jubilado.