Puro chivo expiatorio. Los criminales se robaron el poder en 2012 y las consecuencias de sus actos están a la vista. Esto son sólo peces flacos a los que la prensa pretende inflar para distraer la atención de la mafia que impuso a Peña Nieto.
Benito Jiménez y Jesús Guerrero
Reforma
Iguala, México (25 octubre 2014).- María de los Ángeles Pineda, esposa del ex Alcalde de Iguala, José Luis Abarca, incrementó su poder en este Municipio al margen de su propio cónyuge.
«Ella era la verdadera jefa de Iguala. Las decisiones de ella estaban por encima del Presidente Municipal. Eso todo mundo lo sabía. Ella tenía el poder sobre la Policía y sobre los empleados del Ayuntamiento a quienes trató con dureza», indicó un empleado de la Sindicatura.
La Primera Dama obtuvo ese poder debido a la red que tejió a la par de «Guerreros Unidos», el grupo delictivo enfrentado con «Los Rojos», y a quienes se responsabiliza de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
La esposa de Abarca es hermana de Mario, el «MP», y Alberto Pineda, «El Borrado», quienes eran de los principales operadores de Arturo Beltrán Leyva, hasta que éste mismo los mandó ejecutar en 2008.
Su otro hermano, Salomón, «El Molón», fue detenido después de la desaparición de los normalistas.
A Pineda, los igualtecos la identifican desde 2012 como «La Guerrera».
Su marido pasó a un segundo plano, incluso como Presidente Municipal, pero sus negocios se vieron fortalecidos gracias a su esposa, quien quería la candidatura en 2015 para sucederlo en la Alcaldía.
‘Mano dura’
La voz autoritaria de María de los Ángeles Pineda Villa cimbró a los funcionarios municipales.
¡A ver quiero que de inmediato los números del celular de cada uno de los reporteros!, ordenó la esposa del Presidente Municipal de Iguala, José Luis Abarca.
Eso ocurrió durante una conferencia de prensa que el ahora Edil prófugo ofreció el 4 de junio pasado luego de que normalistas de Ayotzinapa y militantes de la Unidad Popular (UP) realizaron destrozos en el Ayuntamiento en el aniversario del asesinato de Arturo Hernández Cardona y de dos personas más.
‘Muévete mamita’
En el Palacio Municipal de Iguala, la oficina de Pineda como titular del DIF, tenía las mismas dimensiones que la de su esposo.
Incluía tres secretarias y dos ayudantes, pues además de su agenda propia, también tenía injerencia en las actividades de su marido.
También era uno de los principales enlaces con el Gobernador Ángel Aguirre, aseguraron los burócratas de Iguala.
«Ella siempre quería estar en todos los actos públicos del señor (Abarca), era estricta, puntual; no sonreía tanto como en las fotografías, era más rígida, de mano dura, los eventos de su marido también eran los eventos de ella», recordó una empleada del Ayuntamiento.
«Muévete mamita» y «¿Chinga, pues que no tiene manos?», eran parte de sus expresiones para dirigirse a subalternos.
Dos burócratas la recuerdan por su perfume, sus aretes grandes de oro, su maquillaje bien marcado y su cabello rubio acicalado.
Días antes del 26 de septiembre, el Ayuntamiento empezó a distribuir las invitaciones para su informe como presidenta del DIF.
Pineda Villa estaba de plácemes.
El 24 de agosto, Pineda Villa había resultado ganadora en la elección interna del PRD como consejera nacional, cobijada por la corriente de Nueva Izquierda y se perfilaba como aspirante a la Alcaldía en las elecciones de junio de 2015.
Trabajadores del Ayuntamiento colocaron centenas de carteles donde aparecía su fotografía y se anunciaba su informe de labores.
Dos grupos musicales del momento, La Luz Roja y Kolash, tocaron ese día.
Alrededor de las nueve de la noche llegaron los normalistas y la fiesta acabó.
De armas tomar
El fuerte carácter de la Primera Dama municipal hacía temblar a casi todos. Hasta a Abarca.
El 1 de abril de 2013, Pineda se enfrentó de manera verbal con Arturo Hernández Cardona, dirigente de Unidad Popular.
Momentos antes, el líder perredista había lanzado una serie de reclamos a Abarca por asuntos administrativos, pero lo que hizo explotar a Pineda fue el tema del crimen del ex síndico Justino Carvajal Salgado.
Ese crimen fue político y no de la delincuencia organizada, dijo Hernández.
«Entonces no se va a investigar nada ni habrá culpables de ese asesinato», lanzó a Abarca.
«Mi Presidente, aunque se vea como injusto decir lo que voy a decir, yo te responsabilizo desde este momento de que si algo le pasa a un compañero de la Unidad Popular», advirtió al Edil.
Algunos subalternos de Abarca llamaron a Hernández a que no le faltara el respeto al Presidente Municipal, quien apechugó las acusaciones.
Pero Pineda Villa aventó las sillas y arremetió contra el inconforme. En ese arranque casi lo golpea, de no ser porque el público la detuvo.
La regidora Sofía Lorena Mendoza se metió entre los manotazos para evitar el enfrentamiento y el secretario de gobierno Humberto Villalobos también se metió para contener a la iracunda Primera Dama, luego de que sus intentos para llamar a la calma fueron infructuosos.
«¡Delincuente!», gritó Pineda a Hernández.
Un mes después, el 30 de mayo del año 2013, Arturo Hernández Cardona, y dos de sus compañeros fueron secuestrados y luego asesinados.
«Y ahora tuvo que pasar la desaparición de los 43 normalistas cuando se sabía que había un asesino dentro del Palacio Municipal. Se incrementó la impunidad, las autoridades no nos oyeron a tiempo y esta es la consecuencia», lamentó Sofía Lorena Mendoza, esposa de Hernández Cardona.
De los bailes a las fosas
Originaria de Cayuncha, Zirándaro, María de los Ángeles Pineda se ganó a una mayoría de la población igualteca gracias a su populismo.
Se aprovechó de cada festejo para regalar u ofrecer un espectáculo, según la ocasión.
El Día de Reyes, en enero pasado, invitó a los niños de Iguala a asistir a dos funciones de circo gratuitas, donde además rifó regalos que iban desde pelotas hasta bicicletas.
En sus convocatorias destacó su nombre con letras grandes y el slogan municipal: «Acciones reales».
En el Día de la Madre ofreció alimentos, otra rifa y un baile, y fue principal protagonista en las giras del Gobernador Ángel Aguirre y su esposa Laura del Rocío Herrera.
El 24 de febrero, Día de la Bandera, Aguirre, su esposa y la titular de la Sedesol federal, Rosario Robles, acudieron a los festejos del 193 Aniversario de la Promulgación de Iguala.
No obstante, de las sonrisas por las fiestas y bailes, a los que eran frecuentes Pineda Villa y su marido, pasaron a la molestia.
Iguala comenzó a prender focos rojos en el Ejército y en la Procuraduría del Estado, primero el 11 de abril de este año, cuando la Policía estatal encontró un narcolaboratorio en la Colonia San Miguel.
Los agentes municipales alertaron a quienes producían droga sintética de la operación estatal.
Los uniformados del Estado sólo aseguraron la droga, y no hubo detenidos.
El 17 de abril, en la Colonia San Miguelito, el Ejército, halló los cuerpos de siete personas en una fosa clandestina.
El 20 de mayo otros nueve cuerpos fueron localizados en cuatro fosas clandestinas en la Colonia Lomas del Zapatero.
Acción cumplida
A la par que Pineda Villa de Abarca se codeó con las altas esferas de la política, los «Guerreros Unidos» se asentaron en Iguala, según establecen investigaciones federales.
El lavado de dinero, el secuestro, los levantones, el trasiego de drogas y el cobro de piso, fueron las principales actividades de esa organización criminal, que se extendieron a 14 municipios de Guerrero de las regiones Norte y Tierra Caliente.
Paradójicamente, Abarca había llegado a la Alcaldía con un discurso en el que denunciaba la inseguridad creciente.
Urgió a reforzar su Policía y solicitó 12 patrullas y 8 motopatrullas más; también 20 radios portátiles y 8 radios móviles, 20 efectivos más, así como uniformes nuevos, calzado, fornituras, chamarras, impermeables y sobre todo mejorar el salario de los uniformados.
Fue la primera acción cumplida.