Sayda Chiñas Córdova
La Jornada
Coatzacoalcos, Ver.- Debido a la falta de apoyos y presupuesto para el campo, los productores veracruzanos están vendiendo sus terrenos a coyotes, quienes las revenden para uso industrial; en la zona rural de Coatzacoalcos y Nanchital ya se han hecho propuestas a ejidatarios pero las comunidades no ceden porque no obtienen beneficios.
Especialistas en materia energética aseguran que uno de los mayores obstáculos que enfrentarán las empresas trasnacionales para operar en México serán los problemas sociales por la compra o renta de tierras para la explotación, debido a la relación que tiene el campesino con la tierra.
Esteban Valles Martínez, representante de Productores del Sur de Veracruz, manifestó que el campo veracruzano se encuentra rezagado y sin los apoyos de los programas federales y estatales, por lo que ejidatarios están vendiendo su patrimonio.
En un comunicado de esa agrupación, manifestó que muchos productores son víctimas de coyotes que les están comprando sus tierras a precios muy bajos para revenderlas a empresas extranjeras dedicadas a la extracción de petróleo.
“Comienzan a acercarse los coyotes a los dueños de las tierras para ofrecerles un dinero por ellos y como actualmente la producción de la tierra es inestable por el cambiante estado climatológico en la zona sur y por la falta de apoyos oportunos y necesarios al campo, los pequeños productores se ven en la necesidad de vender para seguir subsistiendo”, expresó.
Esteban Valles expuso que la venta a gran escala de tierras provocará que disminuya la producción agropecuaria en el estado y que se ponga en riesgo la seguridad alimentaria de sus habitantes. “Es lamentable que vayamos a perder producción de alimentos, teniendo naturalmente todos los recursos para salir adelante. Al vender las tierras perderemos cultivos y ganado, lo que dificultará el equilibrio de la seguridad alimentaria, como siempre el campo será el más castigado”.
Industria petrolera, sin beneficios
En los municipios de Coatzacoalcos y Nanchital ya se han vendido varias tierras ejidales para el desarrollo de pozos petroleros o nuevas plantas; los campesinos señalan que no han tenido beneficios con este tipo de instalaciones y al contrario la poca infraestructura que tienen está en malas condiciones.
El ejido Guillermo Prieto vendió 200 hectáreas para la construcción de una batería de pozos que extraen crudo, la cual se conectará con el campo Rabasa en Agua Dulce, el cual se estará ampliando hasta Coatzacoalcos, como parte de los proyectos prioritarios de la empresa nacional.
Ildefonso Martínez Antonio, comisariado ejidal de Guillermo Prieto, indicó que a la zona se han acercado muchos compradores que buscan terrenos, ya que conocen de los proyectos de crecimiento del municipio y la propia zona industrial.
Los ejidatarios se están blindando para evitar el saque de recursos naturales y están elevando el precio de la hectárea para evitar que las tierras queden en manos de intermediarios. A pesar de que es una zona rural con incipiente actividad petrolera, a cuatro años del inicio de operaciones de los pozos Brillante, Petróleos Mexicanos (Pemex) les ha incumplido con la obra de construcción de un kilómetro de calles y un pozo de agua, establecida en una minuta con el ejido.
El constante tránsito de las unidades pesas destrozó la carretera y ahora los habitantes sufren para poder salir hacia Villa Allende o la cabecera municipal. En el mismo caso se encuentran las congregaciones de Pollo de Oro, Nahualapa y Lázaro Cárdenas en Nanchital, vecinos del proyecto Etileno XXI, quienes aseguran que no han obtenido beneficios.
Alfonso Ramírez Cruz, subagente de la congregación de Nahualapa, refirió que en los tres años que tienen trabajando Braskem-Idesa les destruyeron sus caminos y tienen que enfrentarse al ruido y el polvo que genera el tráfico de unidades pesadas.
Posibles estallidos sociales
La reforma energética abrió a la iniciativa privada una serie de proyectos en tierra para la construcción de nuevas pozos; sin embargo, Fluvio Ruiz Alarcón, consejero independiente de Pemex, manifestó que las grandes trasnacionales se van a concentrar en obtener proyectos de extracción de hidrocarburo en mar, ya que observan un panorama complicado las negociaciones con campesinos.
Refirió que esperan enfrentamientos más agudos en los yacimientos localizados el sur del país, donde la idiosincrasia de los campesinos es más arraigada a la tierra y la resistencia a vender será mayor.
“Si a un ranchero coahuilense le ofrecen el metro cuadrado de tierra al mismo precio de un departamento en Manhattan pues va a vender sus tierras pero acá la relación de las comunidades con el suelo no necesariamente es de naturaleza económica”.
Se espera que la reforma energética genere algunos problemas sociales cuando se quiera trabajar en tierras ejidales, ya que los campesinos no están dispuestos a ceder sus espacios para la industria petrolera. “Los grandes operadores van a mirar al mar donde tienen menos problemas sociales, porque recordemos que en este país la Revolución se ha hecho por la tierra”, puntualizó.