José Gil Olmos
Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- La comandancia del Ejército Popular Revolucionario (EPR) denunció la estrategia del gobierno federal de provocar la violencia en las manifestaciones sociales de apoyo a Ayotzinapa para reprimir cualquier intento de protesta.
En un comunicado, cuatro días después del desalojo violento de miles de personas de la Plaza de la Constitución que demandaban justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde el 26 de septiembre, este grupo guerrillero afirmó que el gobierno quiere eludir su responsabilidad acusando a los estudiantes de narcotraficantes o de guerrilleros.
Asegura que se trata de una maniobra de este gobierno para diluir la responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad del Estado mexicano. Y afirma que detrás del linchamiento político contra las manifestaciones de solidaridad con las víctimas del crimen de Estado cometido en Iguala, esta la amenaza de generalizar la represión.
El EPR acusó al gobierno de Enrique Peña Nieto de utilizar la vieja estrategia de infiltrar provocadores profesionales en las manifestaciones para justificar la represión como se hizo el 1 de diciembre de 2012 cuando tomó protesta como presidente y el pasado 20 de noviembre al final de la marcha.
“Se provoca la ‘violencia’ con grupos supuestamente anarquistas para justificar la represión, desde el supuesto mundo del anarquismo se monta la provocación para poder ejercer ‘la aplicación de la ley’, ‘todo el peso del estado de derecho’; se reprime ‘sutilmente’ para infundir el terror del Estado y tratar una vez más de diluir la responsabilidad del Estado mexicano en los delitos de lesa humanidad.
“‘Los infiltrados’ y los ‘provocadores’ –como el 1 de diciembre– en realidad son parte de los cuerpos represivos, ¡Son elementos activos del Ejército y las fuerzas represivas!, las pruebas en cada ocasión son del conocimiento público”, afirma la dirigencia eperrista.
Ante estas muestras de represión y los visos de nuevos actos de este tipo, el grupo guerrillero hace un llamado para que sigan las protestas porque son un derecho a la libertad de expresión y pide identificar a los infiltrados que son, asegura, miembros del Ejército.
El EPR defiende que algunos manifestantes se tapen el rostro para protegerse de la represión selectiva policíaco-militar porque en su opinión, “la capucha, el paliacate, el rostro cubierto son símbolos de la resistencia y la dignidad popular (y) nada tienen que ver con el embozamiento de los rostros militares o paramilitares que hacen apología y culto a la muerte”.
También justifica las marchas y manifestaciones como se han hecho hasta el momento: con pintas y consignas, bloqueos carreteros, toma de instituciones representativas del régimen y el capital, el bloqueo económico a las instituciones del capital transnacional….
“¿Qué esperaban señores representantes del capital? La protesta activa es parte de la resistencia popular combativa y refleja la disposición de este pueblo a enfrentar a sus opresores y explotadores, es la respuesta a los crímenes de lesa humanidad”, sostiene el EPR en el comunicado fechado el 24 de noviembre.