- A tres meses de la tragedia las protestas continuarán y subirán de tono hasta que aparezcan con vida
- “Ha sido una noche muy larga, para nosotros continúa siendo 26 de septiembre”, dicen
- El gobierno “se olvida que al llevarse a nuestros hijos, también se llevó nuestro miedo”
Arturo Sánchez y Fernando Camacho
La Jornada
Los padres y los compañeros de los normalistas de Ayotzinapa que fueron agredidos los días 26 y 27 de septiembre pasado llamaron a no votar en las elecciones del próximo año hasta que los jóvenes desaparecidos sean encontrados con vida y a subir el tono de las protestas para exigir justicia y castigo a los responsables.
A tres meses de los hechos violentos en los que 43 estudiantes fueron víctimas de desaparición forzada y tres más perdieron la vida, los familiares de las víctimas salieron nuevamente a las calles para expresar su dolor y su coraje por la falta de resultados de las investigaciones para ubicar el paradero de sus seres queridos.
Luego de encabezar una marcha del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución, los padres y madres de los normalistas convocaron a los presentes a organizarse en una lucha común no sólo para exigir la presentación con vida de los jóvenes agredidos, sino también para impulsar una transformación social de raíz.
Ni madre ni hijos
El primer padre en hacer uso del micrófono –frente a alrededor de 5 mil personas– sostuvo que de la Plaza de la República «va a salir la insurgencia que echará abajo a este gobierno podrido», y subrayó que aunque el gobierno quiere intimidarlos con la fuerza, «se olvida que al llevarse a nuestros hijos, también se llevó nuestro miedo».
Otro de los padres, de nombre Alfredo, pidió a los asistentes que no voten hasta que no aparezcan con vida los normalistas atacados, «porque los que voten por otro gobierno igual al que tenemos, no tienen madre ni hijos».
Ese mismo llamado a no participar en ningún proceso electoral fue reiterado por otros oradores, quienes se preguntaron cómo es posible que la clase política se concentre en la cantidad de votos que pueden obtener, cuando hay una crisis social en México.
De igual forma, varios de los padres y compañeros de los normalistas urgieron a elevar el tono de las protestas, pues para ellos las marchas ya no son suficientes para encontrar respuesta a sus demandas.
La desaparición y asesinato de los jóvenes «es un problema que el Estado mexicano ya no puede resolver. Hay que asumirlo y entenderlo. Tenemos que enseñarle a estos cabrones (las autoridades) en 2015, tenemos que subir el tono, porque llevamos tres meses así, pero ya se vio que no nos hacen caso», enfatizó Omar García, integrante del comité estudiantil de Ayotzinapa.
Ángel, alumno de segundo año en la Normal Raúl Isidro Burgos, narró la forma en que la noche del 26 al 27 de septiembre sus compañeros fueron agredidos por la policía municipal de Iguala, y advirtió que si el gobierno y la policía «realmente quemó a nuestros hermanos, como nos dicen, ellos también arderán».
Asimismo, recordó que en el momento en que eran balaceados, los normalistas llamaron a los servicios de emergencia, pero las operadoras les dijeron que no recibirían «llamadas de broma». También contó que los soldados que acudieron al lugar no los ayudaron en nada y que varios muchachos salvaron la vida gracias a que una vecina de Iguala les abrió la puerta de su casa.
En el mitin participó también Adán Cortés Salas, el joven que interrumpió la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz, quien externó su solidaridad con los familiares de los normalistas desaparecidos y se sumó a la convocatoria a no votar.
Entrevistado durante la marcha, Bernabé Abraján Gaspar, padre del normalista Adán Abraján de la Cruz, señaló que a la fecha no han recibido más información de las autoridades sobre las investigaciones. «No hemos tenido respuesta del gobierno, lo único que hace es intentar acabar con nosotros. No nos hemos reunido (con el titular de la Procuraduría General de la República ni con otras autoridades), porque ellos no nos quieren recibir, pues lo que nos van a decir es lo mismo de siempre, que no saben, que no los han podido encontrar».
Al cumplirse el tercer mes sin sus hijos, para los padres y madres el dolor y la incertidumbre en que viven son prácticamente los mismos que los que experimentaron el día del ataque. «Ha sido una noche muy larga, para nosotros continúa siendo el 26 de septiembre, cuando se los llevaron», dijeron desde el templete ubicado debajo del Monumento a la Revolución.