Natalia Vitela
Reforma
Cd. de México (03 julio 2014).- A sus 8 años de edad, Akin depende totalmente de sus padres luego que fue sometido a intervenciones quirúrgicas cerebrales en un hospital de San Luis Potosí y los médicos le dejaron gasas que contaminaron el tejido cerebral, lo que le ha provocado severos daños e irreversibles.
Jorge Enrique Rodríguez, papá del menor, denunció que esto sucedió hace seis años y a pesar de que interpuso una demanda ante la Procuraduría General de Justicia del Estado, no ha recibido respuesta.
También acudió a la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, la cual emitió dos recomendaciones en las que pidió a la Secretaría de Salud y a la Fiscalía estatales que se investigue, sancione y repare el daño, indicó Rafael Palacios, abogado de la familia.
Sin embargo, señaló, la primera dependencia no aceptó la recomendación, pues aseguró que el nosocomio antes mencionado no depende de los servicios de salud de San Luis Potosí.
Informó que se solicitó una indemnización ante el Gobierno estatal, pero tampoco ha respondido.
Ante esto, agregó, ingresaron una solicitud para que la Procuraduría General de la República atraiga el caso.
Debido a una hidrocefalia y tumor cerebral, Akin fue intervenido quirúrgicamente en el Hospital Central Doctor Ignacio Morones Prieto de esa entidad, pero los médicos le dejaron gasas que se adhirieron al tejido cerebral y originaron hongos y bacterias.
Para controlar las infecciones provocadas por éstos, el pequeño fue operado en 11 ocasiones, en un lapso de cinco meses, por parte de especialistas del Centro Médico Nacional Siglo 21.
Esto originó que el niño no tenga control de esfínteres y no pueda hablar, ver, caminar y escuchar.
Para Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red de los Derechos por la Infancia en México, se trata de un caso de violación a los derechos de los niños.