JOSÉ HUERTA MENDOZA
La Jornada
En mi anterior entrega hablé, entre otras muchas consideraciones, de la forma en que nuestro país ha sido saqueado por quienes juraron protegerlo ante la Constitución: los ex «Presidentes» de México.
Hablé también del Rescate Bancario en México, el que se realizó a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro denominado Fobaproa: Fondo de Contingencia creado en 1990 durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con miras a superar los problemas financieros extraordinarios que se presentaran en nuestro país, el que fue sustituido tiempo después por el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB).
En dicha entrega manifesté mi agravio como mexicano respecto a todas esas rapacerías que pusieron en práctica estos vende patrias, poniendo mayor énfasis en el caso del ex Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León quien, en 1995, sin el aval del Congreso de la Unión, tomó la determinación de rescatar a los banqueros “tramposos” en nuestro país, quienes se auto asignaron préstamos cuantiosos de sus propios bancos y autorizaron fuertes créditos a empresarios, tramposos como ellos, del orden de 40 mil millones de pesos, según investigación practicada por el Consultor Canadiense contratado por la Cámara de Diputador para investigar el vergonzoso caso Fobaproa, quienes simularon, conjuntamente con otro tipo de deudores, su insolvencia para cubrir dichos créditos y en esa virtud obligar al gobierno de la República, a través del Fobaproa, que es dinero del pueblo, a que absorbiera todas sus carteras vencidas, con la finalidad de capitalizar de nueva cuenta el sistema financiero de México y con ello no colapsar la economía de nuestro país: una canallada y una burda mentira; lo hicieron para robar a nuestro país, con la complacencia del traidor de Zedillo.
Para realizar dicho acto, según información del Consultor Canadiense Michael Mackey, contratado por la Cámara de Diputados para investigar el caso Fobaproa, proporcionada por la SHCP, al 28 de febrero de 1998, se calculó un total de pasivos del Fobaproa en 552.3 mil millones de pesos que fueron canjeados por pagarés ante el Banco de México, con una prima de dos puntos porcentuales sobre la tasa de Cetes con intereses capitalizables; y al 30 de junio del mismo año, estos pasivos ascendieron a la suma de 659.8 mil millones de pesos, dado que los intereses se capitalizan y en razón de que los abonos a capital son muy insignificantes y enormes los pagos a intereses, por lo que en razón de ello se presume que los mexicanos seguiremos pagando tal deuda por 70 años más.
Una vez que fueron rescatados los bancos, los tramposos banqueros los vendieron a corporaciones extranjeras, obteniendo enormes utilidades, sin estar obligados a pagar ningún centavo con motivo del rescate.
Por otra parte Zedillo terminó con 150 años de nuestra historia, regalando casi 24 mil kilómetros de vías férreas; vendió los Ferrocarriles Mexicanos a cuatro empresas extranjeras: Kansas City Southrn, Transportación Marítima Mexicana, Union Pacific Railroad y Grupo México, y con total descaro, al término de su gobierno, Zedillo se fue a trabajar al Consejo de Administración de Union Pacific y poco después (2009) se integró al Consejo de Administración de CitiBank, dueño de Banamex, banco que él mismo rescató; este ejemplo ha sido seguido por otros ex funcionarios mexicanos corruptos: Adrián Lajous, director de PEMEX con Zedillo, es consejero de la petrolera trasnacional Schlumberger; Pedro Aspe Armella, Secretario de Hacienda con Salinas, es
Accionista y Presidente Honorario de la aerolínea Volaris; y Francisco Gil Díaz, Subsecretario de Hacienda con Salinas y Secretario con Vicente Fox, se desempeña como Presidente ejecutivo para Telefónica en México y Centroamérica.
El rescate carretero fue otra más de las rapacerías de Zedillo. Las empresas que habían participado en las licitaciones para construir carreteras, fueron empresas que estaban trabajando con números rojos, es decir, que no eran solventes, y el Gobierno de la República, de nueva cuenta, con recursos públicos o sea, dineros del pueblo, tuvo que salvar a las mismas para que éstas no llegaran a la bancarrota.
Vicente Fox Quesada, ex Presidente de México, al tomar posesión del ejecutivo federal, pronto traicionó su promesa de cambio democrático que durante su campaña ofreció al pueblo de México: prometió que iba a enjuiciar a Carlos Salinas de Gortari y a sus familiares, y en cambio terminó su gestión asociado con Salinas; también, asumió los pasivos de Fobaproa como “deuda con garantía pública”, a cambio de que Zedillo le reconociera públicamente su triunfo como Presidente de México.
Vicente Fox optó por continuar con el mismo régimen y la misma política económica neoliberal de sus antecesores que él mismo les había criticado, a pesar de haber ofrecido cambiarla por un nuevo modelo económico, y su administración continuó con la misma corrupción de los regímenes priístas anteriores: auspició el contratismo y la corrupción en PEMEX, y al amparo del tráfico de influencias, los hijos de Martha Sahagún, los Bribiesca, hicieron grandes negocios con la Empresa Oceanografía, al conseguirle, se dice, jugosos Contratos con PEMEX quienes, junto con Oceanografía, actualmente se encuentran en serios problemas legales. ¡Pobre México nuestro, cómo te han golpeado quienes juraron protegerte!