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AP
Los problemas de General Motors con las revisiones en taller por fallas de seguridad volvieron a surgir. Esta vez, la compañía pidió a los dueños de los vehículos que permitan la reparación de ciertas camionetas deportivas por tercera vez, para arreglar interruptores de ventanas que pueden incendiarse.
El problema, revelado en documentos dados a conocer esta semana por los reguladores de seguridad de Estados Unidos, es tan grave que GM está pidiendo a sus clientes que estacionen las camionetas deportivas al aire libre hasta que sean reparadas, pues podrían incendiarse si se les deja desatendidas.
El llamado fue uno de seis anunciados por GM el 30 de junio a 7.6 millones de vehículos. Abarca unas 189,000 unidades en Norteamérica, principalmente de los modelos 2006 y 2007. Los modelos afectados incluyen Chevrolet TrailBlazer, GMC Envoy, Buick Rainer, Isuzu Ascender y Saab 97-X.
Sin embargo, los vehículos se quedarán fuera de circulación un buen rato, ya que las partes estarán listas hasta octubre cuando menos, de acuerdo con la firma automovilística.
La empresa también ordenó a los distribuidores que suspendan la venta de las camionetas como vehículos seminuevos hasta que sean arregladas.
GM se encuentra en la peor crisis de seguridad de su historia, que se agravó por el llamado tardío para reparar 2.6 millones de sedanes que tenían defectos en el sistema de encendido. La empresa ha emitido un récord de 60 llamados este año que cubren a cerca de 29 millones de unidades.
Antes de este año, GM era renuente a hacer llamados a reparación y algunas veces optaba por solucionar los problemas de seguridad con arreglos de bajo costo.
La Administración Nacional de Seguridad en las Carreteras (NHTSA) multó a la automotriz con 35 millones de dólares por dejar pasar más de una década para reportar defectos del sistema de encendido en millones de vehículos que fueron relacionados con 13 muertes.
Después de la debacle con el sistema de encendido, GM revisó sus procesos de seguridad, nombró a un nuevo jefe global de seguridad y prometió emitir llamados a reparación rápidamente.
Los problemas con las camionetas aparecieron por primera vez en 2012, cuando la NHTSA comenzó a investigar las quejas de clientes por incendios en los interruptores de la puerta del conductor que controlan los elevadores de los cristales.
En un principio, GM trató de abordar el tema con una «campaña de servicio» donde envió cartas a los dueños diciéndoles que el agua podría filtrarse a los interruptores causando oxidación que a su vez podría resultar en cortos circuitos, calentamiento y posiblemente incendio.
La campaña, que no fue un llamado a reparación, extendió la garantía y ofreció servicio sólo a vehículos que presentaran problemas. El programa se limitó a 20 estados y Washington DC, donde en invierno se utiliza sal para quitar la nieve de los caminos.
Sin embargo, en agosto de 2012 y bajo la presión del gobierno, GM llamó a reparación a 278,000 camionetas en los estados afectados por nieve y ofreció extensiones de garantías en el resto de Estados Unidos. La NHTSA siguió investigando y 10 meses después, la automotriz amplió a todo el país el retiro de unidades.
Para entonces, la agencia reguladora y la empresa habían recibido 242 quejas, incluso 28 por incendios. No hubo lesionados.
En una de las quejas, presentada en octubre de 2008, una mujer reportó que la alarma sonó cuando su TrailBlazer 2006 estaba estacionada en la entrada de su casa. Al asomarse, el vehículo estaba en llamas. Cuando los bomberos apagaron en incendio le dijeron que comenzó en la puerta del conductor.
Para remediarlo, GM optó el año pasado por poner una capa protectora alrededor del tablero de circuitos de los elevadores de los cristales, que era menos costoso que reparar los interruptores.
Sin embargo, desde abril de este año, la automotriz recibió quejas de fallas en los interruptores en las camionetas que habían sido reparadas. Por eso en junio decidió hacer un tercer llamado al taller para arreglar todos los interruptores.