AYOTZINAPA: Cuarenta días de agonía e indignación por sus hijos desaparecidos

Mathieu Tourliere
Proceso

MÉXICO, D.F. (apro).- Quince días pasaron desde la marcha anterior, pero la imagen es la misma: sentados en el templete, los padres y familiares de los 43 normalistas desaparecidos agarraron con las dos manos las mantas en las que aparecían los rostros de sus hijos y detrás de las cuales caminaron hoy desde Los Pinos hasta el Zócalo capitalino.

“Llenos de rabia y de cansancio” en el día 40 “de agonía”, padres y normalistas se sucedieron para denunciar la falta de eficiencia del gobierno federal en la búsqueda de sus cercanos e indignarse de que el presidente Enrique Peña Nieto saldrá de gira internacional por Asia el próximo domingo.

Un estudiante de Ayotzinapa convocó a “los miles de inconformes y atropellados en el país” a reunirse en una “Caravana de las Indignaciones” con la intención de crear un movimiento nacional.

“Mejor que no regrese (Peña Nieto de su gira), porque cuando regrese va a encontrar otro país”, aseveró el estudiante, al observar que “es tiempo para una nueva legalidad, ésta ya no funciona y no podemos permitir que hechos tan atroces se repitan”.

El estudiante precisó: “A los 7 años vi cómo una persona mató a otra persona. Nos parecía normal ver bandas en sus camionetotas, con cuernos de chivo. Hasta queríamos ser como ellos. Pero en la Normal nos dimos cuenta que esto era un problema social”.

“Siempre supimos, pero nunca hemos dicho nada porque teníamos miedo. Pero ahora decimos al gobierno y a los narcos que ya no tenemos miedo”, insistió.

Mientras que se sucedían los discursos, otro normalista acudió al templete para anunciar que en Tixtla, un municipio guerrerense ubicado a 20 kilómetros de Ayotzinapa, un grupo de “sicarios” vino a golpear y amenazar a otros estudiantes quienes iban de compras más temprano en el día. Aseveró que los delincuentes les advirtieron que le “bajaran de huevos”.

Y aseguró que cuando disminuya la atención sobre el caso Ayotzinapa, “van a venir por nosotros”. No confiarán en las garantías que pueda aportarles el Estado, ya que éste “limitó la tarea de la policía comunitaria y metió a la cárcel a sus líderes como criminales”, denunció.

“No nos dejen solos”

Según un padre de familia, durante su gira Peña Nieto sostendrá a sus interlocutores que México está seguro y listo para recibir inversiones. “¡Pero aquí hay más de 100 mil gargantas que exigen justicia!”, exhortó.

Y añadió que ya no creen en el gobierno, que anunció en varias ocasiones haber encontrado a los normalistas muertos. Los padres seguirán considerando que sus hijos están vivos hasta que los peritos argentinos demuestren lo contrario, precisó.

Estimó que los 3 mil agentes desplegados en Iguala “no sirven para nada”, y que hasta el gobierno reconoce que no avanzó en sus investigaciones.

“No nos interesa el dinero que nos ofrecieron”, abundó, en referencia a la tentativa de soborno a los padres que realizó el gobierno de Guerrero a los 15 días de la desaparición de los estudiantes y que denunciaron los familiares.

Una “madre más de un hijo desaparecido” aseveró que no aceptará que el gobierno federal cierre el caso. Ante la opinión nacional e internacional, imploró: “No nos dejen solos”.

Durante la reunión que sostuvieron ayer con el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, éste se felicitó de la detención de la pareja Abarca. Asimismo, un padre señaló que el gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, considera como “un triunfo” el arresto del exalcalde y de su esposa.

“Pero ¡que no se haga tonto! El triunfo será al recuperar los 43 vivos”, exhortó.

Torrente humano

Desde las cuatro de la tarde, enfrente del Auditorio Nacional, una muchedumbre impresionante –los organizadores estiman que acudieron 120 mil personas– llenó el Paseo de la Reforma de sus lemas, cantos y protestas, bajo los aplausos de un gran número de personas aglutinadas sobre las banquetas. Hasta una comitiva de manifestantes en bicicleta, convocada por las redes sociales, se sumó al contingente.

Varios de los estudiantes se pintaron la huella roja de una mano en la cara, otros sólo se escribieron un sobrio pero asombroso “43” en las mejillas.

En los diferentes letreros se podía leer: “Mamá, ve cavando mi tumba porque sigo pensando” o “¿Qué cosecha un país que siembra muertos?”, mientras que en miles de pancartas aparecían los rostros de los desaparecidos.

Los padres de los desaparecidos encabezaron la marcha, arropados por una cadena humana de voluntarios, quienes se agarraron de las manos, de las mochilas o de su ropa cuando la cuerda que utilizaron para evitar las intrusiones les quedó corta.

Desde el Ángel de la Independencia parecía que del Bosque de Chapultepec salía un torrente humano, bajo un cielo rosado por el atardecer que, más tarde, lució sobre la nieve del volcán Iztaccíhuatl.

En cada glorieta aguardaban centenares de personas, quienes esperaban que los padres y los normalistas los rebasaran para poder incorporarse a la marcha. Debido a la ausencia de policías, la movilización transcurrió sin incidentes.

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