Constructora DESA mandó sicarios varias veces a amenazar a mi madre: hija de Berta Cáceres

Por Gloria Muñoz Ramírez
La Jornada

Berta Isabel Zúñiga Cáceres, segunda de cuatro hijos de la luchadora indígena Berta Cáceres, asesinada este 3 de marzo en su domicilio de La Esperanza, Intibucá, Honduras, responsabiliza del homicidio de su madre “a Desa, constructora de la represa hidroeléctrica Agua Zarca, en la comunidad de Río Blanco, que en reiteradas oportunidades la amenazó indirecta o directamente, la cual había pagado a sicarios en varias oportunidades para asesinarla”. También acusa “al gobierno de Honduras, ya que en 2010 dieron una cantidad exorbitante de concesiones hidroeléctricas y para la explotación minera que afectan a todas las comunidades”.

Horas despupés de la noticia del asesinato, Berta hija define a su progenitora como “una luchadora firme que creía en un mundo distinto, de justicia y armonía con los seres humanos, con la naturaleza, con toda la vida”. Con esta perspectiva estaba a la cabeza del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), organización de la que fue fundadora.

En entrevista, la joven, estudiante de 25 años, no duda: “El asesinato de mi madre es uno más de los que se cometen por la lucha contra la represa hidroeléctrica Agua Zarca, y más allá de eso es responsable este sistema capitalista, patriarcal, racista y de muerte, que fomenta por todo nuestro continente la explotación minera e hidroeléctrica, y la exclusión y violación de los derechos de las comunidades indígenas de toda nuestra región”.

La madrugada del pasado día 3, dos personas ingresaron a la casa de Berta Cáceres Flores, localizada en la comunidad de La Esperanza, y la asesinaron a tiros. Hirieron también al ambientalista de origen mexicano Gustavo Castro, para quien en este momento se exige protección, pues se encuentra retenido en Honduras en calidad de testigo.

“Hasta este momento sabemos que fueron dos personas desconocidas y que hay una persona que es un testigo. Ella recibió cuatro balazos y fue llevada por la mañana a la morgue de Tegucigalpa para practicarle la necropsia, con el fin de obtener la información sobre cómo fue su asesinato y tratar de encontrar a los responsables del mismo”, señala su hija.

“Nosotros sabemos que en Honduras es muy fácil pagar para que cometan asesinatos, pero quienes están detrás de esto son otras personas poderosas, con dinero y con un aparato que les permite cometer estos crímenes”, advierte Berta Isabel Zúñiga.

En la lista de los responsables que imputa la hija de la luchadora social están “la policía y el ejército de Honduras, que han sido cómplices en el asesinato, defendiendo la propiedad privada y los intereses de esa empresa”. Y, de manera categórica, culpa “a los que financian esos proyectos de muerte, como los bancos Holandés, Finlandés y Centroamericano de Integración Económica”.

El Copinh “nació con la intención de promover la defensa de los pueblos indígenas, teniendo en cuenta que éstos son violados por la existencia de un sistema de exclusión que vulnera los derechos de los pueblos indígenas, de los campesinos, de las mujeres y de todo el pueblo hondureño y del mundo”, afirma.

Berta Cáceres, como coordinadora general, explica su hija, “se encargaba de la defensa territorial de las comunidades indígenas, el derecho a la protección de la tierra, los bosques, el agua. Promovía la articulación de los movimientos sociales, pues se entiende que la lucha de los pueblos indígenas no está apartada de la del resto del movimiento social en nuestro país”. Ella creía, sin más, “en el rescate de la cultura lenca, la espiritualidad y la autonomía”.

La familia completa está trastornada por la noticia. “Tengo dos hermanas, un hermano, mi abuelita (mamá de mi mami). Tenemos un sinfín de tíos, primos y otras personas que han estado muy cerca de ella y que de alguna manera se han convertido en su familia”.

Las movilizaciones internacionales de protesta se han extendido. El llamado que hace Berta Isabel es “a hacer una acción de denuncia coordinada de la represión que ejerce el gobierno de Honduras, para que éste responda. Nuestro objetivo principal por el momento es parar ese proyecto hidroeléctrico de muerte. Ya no queremos más, ya ha sido suficiente. Deseamos que el movimiento social y todas las personas que se solidaricen con ella salgan a la calle a protestar, que hagan acciones diversas, como siempre lo ha sabido hacer el movimiento social para honrar su vida”.

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