AFP y DPA
Buenos Aires. Las celebraciones por el subcampeonato logrado en el Mundial de Brasil 2014 se tornaron violentas en tres ciudades de Argentina, donde aficionados conocidos como los ‘barrabravas’ se enfrentaron a golpes y arrojaron piedras contra las multitudes reunidas entorno al Obelisco en Buenos Aires, y plazas de La Plata y Córdoba.
Decenas de miles de personas homenajeaban a su selección tras la derrota ante Alemania en los alrededores del Obelisco de Buenos Aires cuando decenas de aficionados violentos empezaron a lanzar objetos contra policías antimotines y otros asistentes. Los oficiales armaron barricadas de inmediato y respondieron a la agresión con balas de goma, bombas lacrimógenas y chorros de agua.
La gran mayoría de las personas que se reunieron en este centro emblemático de las celebraciones argentinas se dispersaron tras el inicio de los incidentes. Familias con niños intentaron refugiarse en restaurantes o ingresar a los lobby de los hoteles de la zona para protegerse del efecto de las bombas lacrimógenas. Aunque en calles aledañas seguían las caravanas de autos y muchedumbres expresando «mucho orgullo» por el seleccionado de Alejandro Sabella.
Al contrario de lo que pudiese imaginarse de una derrota en una final de Copa del Mundo, los aficionados argentinos aplaudieron tan pronto terminó el partido, muchos lloraron y luego un ambiente de fiesta empezó a sentirse en toda la capital y varias provincias.
Sin críticas ni reproches las frases más comunes eran «gracias por hacernos soñar», «orgullosos de ustedes como verdaderos guerreros» y «los esperamos, héroes».
La selección de Argentina vivió el domingo en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro la tercera final de un Mundial contra Alemania -algo inédito en la historia-, con dos victorias ahora para los germanos, que también se impusieron 1-0 en Italia-1990, y una para la Albiceleste, 3-2 en México-1986.
Para Argentina significó también la tercera derrota en una final de la Copa del Mundo.
En las ciudades de La Plata, ubicada a 50 kilómetros al sur de Buenos Aires, y de Córdoba, a 800 kilómetros al norte de la capital argentina, la celebración también terminó en incidentes y con personas detenidas por la policía.