Felipe Calderón y su mujer alistan creación de nuevo partido para seguir mamando dinero público

México, 13 de octubre 2018 (NOTIGODÍNEZ).- Repudiado por su partido de origen, Acción Nacional (PAN), e ignorado por la mayoría de los mexicanos en la pasada elección presidencial -donde participó a través de su mujer-, el genocida exusurpador Felipe de Jesús Calderón Hinojosa cumplirá su amenaza de tratar de crear un nuevo instituto político.

Así lo confirmó su cónyuge, la también expanista Margariga Zavala Gómez del Campo, quien fracasara rotunda y estrepitosamente en su intentona de volver a meter a su marido a Los Pinos mediante una candidatura independiente, a la que debió renunciar a la mitad del pasado proceso electoral tras ser superada hasta por el mamarracho Jaime Rodríguez Calderón, alias «El Bronco».

El matrimonio Calderón-Zavala, que en diciembre próximo dejará de ser mantenido por todos los mexicanos al entrar el nuevo gobierno con sus medidas de austeridad, buscará crear un nuevo partido político para seguir pegado a la teta del erario. Desde 2015, cuando chantajeaba al PAN para imponer a su mujer en la candidatura presidencial, Calderón venía amenazando con irse de ese partido, llevarse a sus huestes y crear el suyo propio.

De acuerdo con el portal Cultura Colectiva, la mujer de Calderón anunció que en enero se presentará la solicitud formal para crear el nuevo partido calderonista, cuyo nombre estará asociado a la «libertad».

«Libertad será el nombre, es un valor cardinal, no es el único valor, pero a través de ese valor podemos luchar por nosotros, por la verdad, por la justicia, por la honestidad pública, pero hay que esperar a que la autoridad lo apruebe», se adornó la mujer en entrevista para el «periodista» Ciro Gómez Leyva, citada por Cultura Colectiva.

Zavala renunció al PAN el 6 de octubre de 2017, luego de una prolongada retahíla de amenazas y chantajes para hacerse de la candidatura presidencial por el blaquiazul. Cegado por su ambición dictatorial y señalado como uno de los principales fracturadores del PAN, Calderón hizo lo propio el pasado domingo 11 de noviembre.

Pese a que en 2012 operó contra su candidata y apoyó desde Los Pinos al hoy usurpador Enrique Peña Nieto, traicionando a su propio partido, el genocida Calderón acusó a la nueva dirigencia panista de ser «una fiel expresión de la corrupción, la mediocridad y la manipulación que la ciudadanía ha castigado severamente en las urnas», justificando así su muy anunciada salida del grupo que en 2006 lo llevó de manera fraudulenta a Los Pinos.

A partir del 1 de diciembre, Calderón y su mujer dejarán de percibir la megapensión vitalicia asignada a los ex «presidentes» con cargo al erario, incluyendo la costosa seguridad personal para él y su familia por parte del Estado Mayor Presidencial, mismo que también desaparecerá con la entrada del nuevo gobierno encabezado por el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, a quien Calderón robó la Presidencia en 2006.

Opinión:

Delirium tremens producto de un severo alcoholismo. Es la única explicación a la necedad de este enfermo delincuente. Ni siquiera necesita la megapensión vitalicia que, hoy por hoy, le siguen pagando los mexicanos, pues ya goza de un carnoso hueso como integrante del consejo de administración de una filial de la española Iberdrola, empresa a la que enriqueció copiosamente durante su espuriato sangriento. Lo de este sujeto es puro egotismo encarnizado, delirios de grandeza alimentados por un grupete de fanáticos descerebrados y una insaciable sed de sangre. No vio la realidad en la pasada elección, se rehúsa a entender lo que sucede en el país que hundió en la violencia, no asimila -cegado por su ambición irracional- el desprecio de las mayorías en su contra. Veremos, pues, hasta dónde es capaz de llegar en su intentona de seguir mamando dinero público, impulsado por la indignidad de su cada vez más disminuida claque. Sabemos que está apostando al fracaso del gobierno de AMLO para recuperar terreno político y popularidad. El tabasqueño está en su derecho de brindarle un perdón que nadie le pidió, pero hace muy mal en otorgarlo en nombre del gobierno que encabezará. Sus 30 millones de votantes no lo eligieron para garantizar impunidad a delincuentes de la ralea de Calderón, un genocida usurpador que mucho dañó a México y que ahora buscará «capitalizar» las dificultades que pueda enfrentar AMLO, la desmemoria del pueblo y su complicidad con otros detractores del tabasqueño, para ascender nuevamente -«haiga sido como haiga sido»- al poder político de este país. Como en otros casos de grotesca impunidad garantizada desde las cúpulas de ese poder -que seguirá imperando, por cierto- en este país, sólo el pueblo tiene el poder de hacer verdadera justicia a través de una reacción enérgica. NO hay otro camino.

Con información de CC News

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