Se han registrado acciones de compra-venta de ejidos para fraccionamientos.
Elizabeth Rivera Avelar
La Jornada
A pesar de que la obra del Macrolibramiento aún no está terminada, los desarrolladores inmobiliarios ya están especulando con los terrenos aledaños para construir fraccionamientos.
En cuanto se dio a conocer la noticia del proyecto del Macrolibramiento, las empresas constructoras iniciaron negociaciones para comprar terrenos ejidales, denunciaron integrantes del grupo ecologista El Roble.
«Hay acciones de compraventa de áreas ejidales por parte de empresas; hace tres años ofrecieron un millón de pesos por hectárea en la parte norte del municipio. Ya hay algunos fraccionamientos en la zona que colinda con el municipio de Zapotlajeno, cerca de lo que conocemos como Puente Grande”, comentó el activista y poblador de Juanacatlán, Enrique Cárdenas Padilla.
Los integrantes del grupo ecologista denunciaron y advirtieron que el desarrollo urbano podría poner en peligro el bosque de Juanacatlán.
«El 80 por ciento del Macrolibramiento está dentro del territorio municipal, solamente faltan pequeñas porciones del trayecto para que quede listo para ponerse en servicio; creemos que a partir de esta vía se incrementará la deforestación”, señaló Enrique Cárdenas.
Los habitantes de Juanacatlán recordaron que el bosque es nativo y tiene especies de árboles como el roble-encino, tepehuajes, palo dulce y sicuas. El bosque está compuesto por 5 mil hectáreas; hace una década la superficie era mayor, pero se ha ido reduciendo por intereses económicos, tan sólo en el año 2003 se desforestaron 500 hectáreas para plantar agave.
«Hasta 1980, la mayor parte del territorio de Juanacatlán se consideraba bosque, sin embargo, a partir de 1980 se comenzaron a dividir las áreas comunes de los ejidos, específicamente en el ejido Juanacatlán, y a repartirse tanto a ejidatarios como a no ejidataritos. Así inició el proceso de deforestación, junto con el cultivo del agave”, lamentó el entrevistado.
Otro problema que traerá el Macrolibramiento al pueblo de Juanacatlán, es que lo partirá a la mitad: los habitantes sólo podrán ir de un lado a otro por cuatro cruces (El Saucillo, La Tuna, Mesa del Salitre y Los de Andas), con lo cual los pobladores prevén que tendrán problemas en las labores de cultivo y cosecha.
Algunos ejidos, como el de Juanacatlán, han solicitado que les dejen más cruces, sobre todo para llegar a las parcelas y a las áreas de cultivo que están en la parte oriente de la autopista. Hasta el momento no ha habido respuesta.
El bosque se ubica en la parte oriente de la cabecera municipal; abarca la zona de frente a Atequiza, hasta el rumbo de Zapotlanejo, pasando por el Cerro del Molino y el Cerro de Santa Fe.
«Todo esa área queda de bosque natural, aún hay fauna y también depredación de aficionados a la cacería”, remató el activista.