DPA y Reuters
Oslo. La joven activista paquistaní Malala Yousafzai recogió hoy –junto al activista indio Kailash Satyarthi– el premio Nobel de la Paz en Oslo y lo dedicó a los “niños olvidados que quieren educación”.
“Es para esos niños asustados que quieren paz. Es para esos niños sin voz que quieren cambio”, afirmó Malala, de 17 años, que fue premiada junto al activista indio Kailash Satyarthi, de 60, por su lucha por los derechos de la infancia.
“Estoy casi segura de que soy la primera galardonada con el Nobel de la Paz que todavía se pelea con sus hermanos pequeños”, bromeó la activista paquistaní, la persona más joven en recibir este premio.
Hace dos años Malala sobrevivió a un intento de asesinato talibán en represalia por su lucha por la educación de las niñas y fue trasladada a un hospital de Reino Unido, donde se recuperó.
Tras la amenazas recibidas por defender el derecho a la educación, Malala se dio cuenta de que tenía dos opciones. “Una era quedarme callada y esperar a que me mataran. Y la otra era hablar más alto y que me matasen. Escogí la segunda. Decidí hablar más alto”, dijo hoy durante la ceremonia celebrada en la capital noruega.
Dos compañeras de clase que también resultaron heridas en el atentado viajaron para asistir a la ceremonia que, como es habitual, se celebra en el ayuntamiento de Oslo en presencia del rey Harald de Noruega.
“Una joven y un hombre algo mayor, una paquistaní y un indio, una musulmana y un hindú, ambos símbolos de lo que este mundo necesita: más unidad, fraternidad entre naciones”, dijo el presidente del comité Nobel, Thorbjoern Jagland, antes de entregar los premios.
Menos conocido por el gran público, el indio Satyarthi lucha desde 1980 para sacar a los miles de niños indios que trabajan en fábricas, en régimen de cuasi esclavitud.
“Me niego a aceptar que el mundo sea demasiado pobre (para escolarizar a los niños), cuando una sola semana de gastos militares mundiales bastaría para poner a todos nuestros hijos en la clase”, dijo Satyarthi. “Cuando un solo niño corre peligro, todo el mundo corre peligro. Cuando un niño no puede tener acceso a la educación es todo el mundo que carece de luz, en mi opinión”, afirmó este hombre discreto pero jovial, de 60 años, en rueda de prensa junto a Malala.
Su organización, Bachpan Bachao Andolan (Movimiento para salvar a la infancia) asegura haber liberado a unos 80 mil niños que trabajaban en fábricas y talleres.
Aunque el número de niños que trabajan en el mundo ha bajado en una tercera parte desde 2000, aún son 168 millones según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los otros premios Nobel serán entregados un poco más tarde en Estocolmo. Todos ellos recibirán una medalla de oro, un diploma y un cheque de 8 millones de coronas suecas (857 mil euros).