Jorge A. Pérez Alfonso
La Jornada
Oaxaca, Oax. Pese al dolor que han vivido las mujeres que integran la Caravana de madres centroamericanas, las buenas noticias también llegan al movimiento de búsqueda de sus familiares, pues este sábado fue localizado en el penal de Santa Martha Acatitla, Distrito Federal, un joven indocumentado cuyo paradero se desconocía desde 1998.
A su llegada al zócalo de la capital oaxaqueña, las mujeres madres de los desaparecidos recibieron la buena noticia. Y ante el clamor popular de ¡vivos salieron, vivos los queremos!, la multitud celebró el rencuentro.
El hondureño Carlos Humberto Murillo Oliva salió de su país en 1998 y fue localizado este fin de semana, luego que celadores del Reclusorio Norte lo reconocieron en una foto que portaba su madre Juana Oliva Vásquez; ellos le informaron que había sido trasladado a Acatitla, sitio al que acudieron posteriormente y se pudo dar la reunión.
Murillo Oliva narró que en 2001, él iba en un taxi en la ciudad de México en su ruta para llegar a Estados Unidos, cuando por la zona en la que circulaba hubo una balacera, él se bajo del taxi y corrió, sin embargo la policía lo detuvo y acusó de ser el autor del ataque. Denunció que fue torturado para aceptar las agresiones, aunque de igual forma le dictaron sentencia de 50 años.
«Lo golpearon mucho, tiene una cicatriz grande en la mejilla derecha y en la sien, eso no lo tenía», dijo Juana Oliva, quien aseguró: «por fin mi corazón descansó, él está vivo, ahora vamos a luchar por demostrar su inocencia». Agregó que encontrarlo, además de darle alegría ha contagiado al resto de madres que participan en la caravana de nueva esperanza por encontrar a sus hijos desaparecidos.
La coordinadora de la caravana, Martha Sánchez Soler, recordó que en 2010 la caravana Paso a Paso que encabezó el padre Alejandro Solalinde Guerra fue recibida en Chahuites por el gobernador Gabino Cué. «El fue uno de los primeros gobernantes que se acercó a los migrantes, pero después ya no hizo más, por eso no buscaremos el acercamiento con los gobernantes pues sólo nos dicen palabras bonitas, pero no hacen nada».