Mientras tanto, los menores rescatados de las garras de Mamá Rosa no han recibido el apoyo prometido por la PGR (PRI)

Verónica Macías
El Economista

Tras padecer por años violencia y maltrato, los menores de edad y jóvenes que vivieron en el albergue La Gran Familia no han recibido atención psicológica, como la autoridad prometió.

Luego de ser intervenida la casa hogar por las autoridades federales y comprobar los abusos que ahí se cometieron en contra de quienes llegaron a este lugar por abandono o por mal comportamiento, los menores continúan sin ser atendido de manera profesional por médicos en psicología o psiquiatría.

Padres de varios jóvenes coinciden en que sus hijos presentan conductas como timidez, miedo, poca expresión tanto oral como corporal; por ello, pidieron que se les dé atención emocional de manera inmediata.

De acuerdo con la Fundación Amparo, dedicada a la lucha contra el maltrato, los síntomas que pueden presentar los menores sometidos a vejaciones son: muy pobre autoestima, se sienten incapaces, tienen sentimientos de inferioridad, lo que se manifiesta en comportamientos de timidez y miedo, o por el contrario, con comportamientos de hiperactividad tratando de llamar la atención de quienes les rodean.

Pueden también presentar síndromes de ansiedad, angustia y depresión. Éstos pueden manifestarse en trastornos del comportamiento: angustia, miedo y ansiedad, o estrés pos-traumático. A veces estos trastornos pueden estar disfrazados por mecanismos de adaptación a la situación. Estos niños desconfían de los contactos físicos, paticularmente de adultos, y se alteran cuando un adulto se acerca a otros niños, especialmente si lloran. Presentan problemas de atención, concentración y tienen dificultad para comprender las instrucciones que se les imparten. Estos niños desarrollan sentimientos de tristeza y desmotivación, pudiendo llegar a un estado anímico deprimido, comportarse autodestructivamente, como también llegar a la automutilación.

La titular del DIF estatal, Ana Compeán Reyes, reconoció que varios niños y jóvenes presentan heridas autoinfligidas, debido al alto grado de estrés. Sin embargo, afirmó que varios menores y jóvenes presentan cicatrices de muchos años atrás en ambos brazos.

El maltrato infantil no es un tema nuevo en México. La Red por los Derechos de la Infancia (Redim) detectó que durante el 2011 fueron maltratados 21,000 niños y menores de edad.

La Redim recopiló registros de las procuradurías de la Defensa del Menor y la Familia de los Sistemas para el Desarrollo Integral de la Familia estatales. De estos 21,000 casos en 14,289 se comprobó el maltrato. Sin embargo, sólo se presentaron 1,666 denuncias por maltrato ante el Ministerio Público en toda la república mexicana.

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