Sentido común. Al vicio de «pedir», la virtud de NO DAR. Llevamos más de 80 años «pidiendo» y «exigiendo» que renuncien. Sería más congruente, creo yo, convocar a una lucha pacífica pero enérgica para sacarlos. Los estudiantes están mostrando el camino. ¿QUÉ ESPERAMOS PARA SUMARNOS?
Ernesto Martínez Elorriaga
La Jornada
Morelia, Mich., 19 de octubre. Andrés Manuel López Obrador exigió las renuncias del presidente Enrique Peña Nieto, ‘‘por ser responsable de la situación de inseguridad que padece México’’; del procurador Jesús Murillo Karam, ‘‘porque representa al PRI y a la mafia del poder, mas no al pueblo’’, y del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, ‘‘debido a que perdió autoridad para administrar a esa entidad’’.
En conferencia de prensa, López Obrador dio a conocer seis posicionamientos en torno al asesinato y desaparición de normalistas Ayotzinapa. Primero, consideró lamentable que la muerte de los estudiantes sea ‘‘un problema originado por el predominio de una mafia en el poder que encabeza Peña’’.
El segundo planteamiento, dijo, ‘‘es que renuncie Aguirre porque, tenga responsabilidad o no, perdió autoridad y no se puede gobernar a un estado bajo las circunstancias en que está Guerrero’’.
Tercero, que Murillo Karam renuncie, ‘‘porque no es representante de la sociedad ni de la nación’’. Cuarto, lamentó el crimen en contra de los normalistas, al cual calificó de ‘‘acto de barbarie que lastima, que duele’’. Quinto, pidió castigo ‘‘sin miramientos’’ a los responsables, y sexto, deseó que aparezcan con vida los 43 desaparecidos.
López Obrador rechazó conocer al presidente municipal con licencia de Iguala, José Luis Abarca, y no descartó que lo relacionen con él quienes ‘‘creen que todos son iguales y pretenden afectar a Morena’’. Añadió que Enrique Peña ‘‘no tiene capacidad y entre más tiempo dure en la Presidencia, peor nos va a ir a los mexicanos’’.
–¿Qué percibió en estos tres días de gira?
–Es lamentable que no se atienda en Michoacán, como en el resto del país, que no se esté impulsando el desarrollo. Es grave que se pretenda resolver el problema de la inseguridad sólo con medidas coercitivas, con el uso de la fuerza.