- Padres de jóvenes desaparecidos llegan a Iguala para iniciar su búsqueda
- Identifican el cadáver del joven desollado; era Julio César Mondragón, informa la PGJE
MARGENA DE LA O
La Jornada
Iguala, 28 de septiembre. La búsqueda de más de 55 normalistas de Ayotzinapa desparecidos desde el ataque a balazos del viernes, comenzó hoy. Sus familiares y compañeros partieron de Chilpancingo a Iguala en dos autobuses resguardados por policías estatales, donde recorrieron las calles; no los encontraron.
La mayoría de los familiares manejan una versión similar del paradero de sus hijos, hermanos, sobrinos: durante los ataques los policías municipales los aprehendieron y los subieron a las patrullas.
Ninguna autoridad informa qué pasó con los estudiantes. En el Ministerio Público no hay ningún detenido. El gobierno municipal de Iguala, encabezado por el alcalde José Luis Abarca Velázquez, no dice nada.
Los dos autobuses de la línea Estrella de Oro salen de Tierras Prietas a las 11:40 horas; al frente y en medio de ellos viajaron tres camionetas de la Policía Estatal. Los normalistas pidieron seguridad por temor.
Los padres van a bordo. La primer parada es a la entrada de la ciudad, afuera del Servicio Médico Forense (Semefo); allí estaba Anayely Guerrero de la Cruz, hermana de Yosivani. Ayer le dijeron que regresara para cerciorarse si uno de los cuerpos era su hermano.
Los padres del joven que ayer reportaron como muerto, Margarito Guerrero y Martina de la Cruz, bajaron de uno de los autobuses, y explicaron que ocurrió una confusión: ni las dos víctimas confirmadas desde un inicio ni el desollado identificado como la sexta persona muerta en el ataque, era su hijo.
Yosivani Guerrero de la Cruz, el originario de Omeapa, Tixtla, de 19 años, el hijo más pequeño de siete de la pareja de campesinos, cuenta entre los desaparecidos. También sus paisanos y parientes Everardo Rodríguez Bello y Emiliano Alan Gaspar de la Cruz.
En el otro autobús va Mario César González Contreras, originario de Huamantla, Tlaxcala; llegó ayer en la noche a la normal rural de Ayotzinapa, Tixtla, después de nueve horas de camino. Es padre de César Manuel González Fernández, estudiante del primer año de la normal, de 22 años, otro desaparecido.
González Contreras es campesino y hojalatero, y por falta de dinero su hijo estudia en Ayotzinapa. “No nos alcanza. Usted cree que si nos alcanzara para una escuela particular estuviéramos sufriendo esto”, dijo el padre; después se le quiebra la voz y llora al contar que su hijo es el segundo de tres.
Las historias de origen, condición de vida y razón de que los jóvenes desparecidos estudien en el internado de Ayotzinapa, se reproducen en las historias que cuentan los familiares.
Los autobuses retomaron carretera y pararon hasta periférico Norte, en ciudad industrial, a un costado donde todavía estaba la mancha de sangre de uno de los normalistas asesinados. En ese punto ocurrió el segundo ataque contra los normalistas, donde citaron a una conferencia de prensa para denunciar la agresión de dos horas antes. Esta tarde un hombre pasó por allí y llevó una veladora que encendió y puso junto a la mancha.
Epifanio Alvarez y Blanca Nava, son padres de Jorge Alvarez Nava, otro estudiante de primer año de la normal rural, de 19 años, y desaparecido. Son de la comunidad de La Palma, municipio de Juan R. Escudero, son campesinos, y la pobreza, dijo el padre, es causa de que hoy estuvieran buscando a su hijo.
A ambos les rodaron lágrimas en las mejillas cuando comparten que desde ayer a mediodía lo buscan y nadie les dice nada, que son de lejos y no han comido; pero agradecen porque se consigne a su hijo en la nota. “Ojalá pueda ayudarnos…”, pide el padre.
A Jorge y Martín Sánchez García, otro estudiante de la misma edad y grado, sus compañeros también vieron que se los llevaron en patrullas el sábado en la madrugada.