Un puñado de prianistas apuran lo que falta para aprobar atraco energético en un «Senado» casi vacío

La ignominia es para el pueblo, el principal perjudicado, que no hizo absolutamente nada por detener ese acto vandálico y criminal contra nuestra Constitución.

Mayolo López y Claudia Guerrero
Reforma

Cd. de México, México (05 agosto 2014).- En un Salón de Sesiones semivacío, con apenas un puñado de panistas, los senadores apuran el penúltimo paquete de leyes de la reforma energética.

Cerca de las 15:00 horas, muy orondo, irrumpe el polémico dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), el senador Carlos Romero Deschamps, apapachado por el coordinador tricolor, Emilio Gamboa Patrón.

A esa hora ya se conocen las palabras con las cuales Peña Nieto ha reconocido la «civilidad y madurez con las que las fuerzas políticas abrieron la puerta a los acuerdos» [VIEJO PENDEJO… perdón, pero puedo evitar decirlo].

A nadie escapa que para la senadora perredista Dolores Padierna el nuevo ordenamiento jurídico en materia energética representa una «maldita ley» que ocasionará serios perjuicios a la mayoría del pueblo.

Padierna desgrana en tribuna cifras con las que sostiene que los inversionistas serán los ganones en el nuevo paradigma energético.

«No estamos en misa», alega, y fustiga los discursos de panistas y priistas, ajenos, machaca, a los articulados de la «maldita ley».

Despejado el panorama, la sesión discurre plana, sin sobresalto alguno. La irrupción de Romero Deschamps despabila a los pocos senadores que ocupan sus escaños.

La campechana Layda Sansores ya había evidenciado la ausencia del líder petrolero.

«A Romero Deschamps ahora sí ya lo escondieron en las catacumbas», dijo generando las risas de algunos legisladores de izquierda.

El aguerrido tabasqueño Fernando Mayans, perredista, sorprende con una intervención «a favor», cierto de que «estados petroleros» como el suyo, dice, merecen ser recompensados con nuevos criterios de asignación.

Para los perredistas no hay pierde. La reforma energética es una afrenta para el pueblo.

«México no los perdonará», sentenciaron con pancartas en los ventanales del Senado. La admonición como consigna: una ley que nace «maldita» y un pueblo que no perdonará la afrenta.

Fuente

NOTIGODÍNEZ EN REDES SOCIALES

¿Gustas apoyarnos? La mejor manera de hacerlo es leyendo, comentando, reflexionando y pasando la voz sobre nuestros contenidos, así como incluyéndonos en tus favoritos. ¡Gracias!

¿Qué opinas?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *