Más muertos GARANTIZADOS…
- Primer mensaje de asunción en las redes sociales de Rogelio Ortega Martínez
- Pide liberar Autopista del Sol, pero nadie le hace el menor caso
- Solicita ayuda al Peña Nieto para reconstruir el tejido social en Guerrero [JA JA JA]
Arturo Cano
La Jornada
Chilpancingo, Gro., 26 de octubre. En la sede del Congreso estatal el asunto ya es tema de chunga, y quedaría ahí si no estuvieran en juego las vidas de 43 jóvenes normalistas. “¡Ahí vienen los ayotzinapos!”, gritan varias veces los reporteros locales, este día que rinde protesta como gobernador Rogelio Ortega Martínez, hasta hoy secretario general de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG).
Los normalistas no vienen. Pasan de largo rumbo al punto donde bloquearán la Autopista del Sol durante ocho horas.
Antes de aparecer en el salón, los diputados han votado su nombramiento: 39 votos en favor, seis en contra; la mayor parte de ellos de Movimiento Ciudadano que reprocha, sobre todo, el atropellado método de la elección.
Hay una sola ausencia: la del diputado Ángel Aguirre Herrera, hijo de su padre y prospecto para la alcaldía de Acapulco. Su lugar es ocupado por el grueso del funcionariado medio del aguirrismo (no acude ni un solo secretario del gobierno) y por el joven diputado Alejandro Arcos Catalán, a quien los perredistas ceden su turno en la tribuna para que rinda homenaje al renunciante: “El PRD no ha sido, es ni será obstáculo en el esclarecimiento de los lamentables hechos ya conocidos”.
Tal eufemismo abre la puerta al primer aplauso del día: “A Ángel Aguirre Rivero, nuestro respeto y el cariño del pueblo de Guerrero”, traga el primer sapo el diputado, sólo para seguir con el más pesado que reconoce y pide ayuda al amigo del gobernador: Peña Nieto.
En la espera, que es larga, los colegas locales van hilando historias sobre el nuevo gobernador.
Él y su esposa, dicen, comenzaron en los años 70 su vida de activistas universitarios que “se agarraban a madrazos con los porros del PRI”.
Ortega pagó con unos meses desaparecido su militancia juvenil, y desde aquellos años era reconocido como “jefe”, por su formación intelectual, de personajes como Armando Chavarría, el malogrado secretario de Gobierno de Zeferino Torreblanca, aspirante a la gubernatura, cuyo asesinato no ha sido esclarecido nunca.
Una simpe googleada permite saber que el nuevo gobernador cuenta con obra académica, incluyendo un libro escrito al alimón con su esposa, bajo el curioso título de Cómo estudiar un doctorado en Madrid y ser feliz en el intento.
También puede saberse que, en 2003, el ahora gobernador participó en la formación de la versión local del fallido México Posible, intento partidario de Sergio Aguayo y Patricia Mercado.
La ceremonia a cargo del Congreso local se parece a la investigación de la procuraduría estatal sobre el caso Ayotzinapa: está llena de yerros, torpezas y omisiones que provocan la burla en gayola.
“¡Parecen bastoneras!”, le gritan a los elementos de seguridad del Congreso que improvisan una escolta de la bandera.
Ortega es, en todo caso, una salida aceptada por los chuchos del PRD tras el sacrificio de la secretaria de Desarrollo Social, quien hace berrinche desde la noche anterior: “Guerrero necesita justicia y paz. No vetos e intereses mezquinos”, escribe, antes de disciplinarse al dictado de los jefes de Nueva Izquierda.
La “solución a la michoacana” –un personaje con perfil académico– fue una de las salidas que se manejaron cuando comenzó a darse por hecho que Ángel Aguirre tenía los días contados. En esa línea, algunos consideran que su nombramiento allana el camino a una buena relación con el movimiento estatal acuerpado alrededor de los normalistas de Ayotzinapa. Otros, que se trata de una concesión a “la izquierda del aguirrismo” representado por el rector de la UAG, Javier Saldaña, y su equipo. (“Vienen tiempos mejores para Guerrero”, dice un sonriente rector a la prensa que lo mira desde las galerías).
En cualquier caso, a pesar de que el PRD lleva dos gubernaturas al hilo, es la primera vez que lleva al máximo cargo estatal a un personaje formado en la izquierda. Al tremendo costo de una masacre y 43 desaparecidos.
Los primeros en subir a felicitar al nuevo gobernador son cuadros del PRD estatal. A la cabeza de ellos va el diputado Sebastián de la Rosa, de apodo El Zorrillo por su mechón de canas, destacado dirigente de una de las versiones de Nueva Izquierda en Guerrero (la corriente es tan grande que tiene subcorrientes) y principal defensor público del alcalde José Luis Abarca Velázquez.
Los diputados locales desfilan en tribuna para brindar su respaldo al nuevo gobernador.
El primero al micrófono es Emiliano Díaz Román, en nombre del Partido Nueva Alianza, ese otro nombre del SNTE de Elba Esther Gordillo. Sólo desea “éxito” al nuevo mandatario.
“Es momento de apaciguar al Guerrero bronco”, dice el diputado Jorge Salgado, del Partido del Trabajo.
En nombre de los tres panistas en el Congreso, Marcos Parra habla de los “cacicazgos históricos” y de la “difícil situación por la que atraviesa nuestra entidad”.
“¡Ahí vienen los ayotzinapos!”, se grita de cuando en cuando desde gayola, aunque los estudiantes no comen lumbre y pasan de largo frente al Congreso para dirigirse a su acción del día: su toma de ocho horas de la Autopista del Sol.
Héctor Astudillo, primer priísta en perder la gubernatura, es el orador por el tricolor, y se centra en solicitar al nuevo mandatario que sea imparcial en el proceso electoral del año venidero.
El primer aplauso al discurso del nuevo gobernador se registra cuando solicita al Congreso aumentar el presupuesto de la universidad.
Su referencia a quien remplaza tiene más que ver con dar garantías de que cumplirá con los acuerdos pactados con los diputados.
Hace también tres o cuatro referencias, con cierta zalamería, a la necesidad de que el Peña Nieto colabore en la reconstrucción del tejido social de Guerrero.
Antes, enfrentado a la coyuntura que lo ha traído al poder, ha pedido a los estudiantes de Ayotzinapa que confíen en su palabra y les ofrece diálogo.
La misma fórmula ofrece a las movilizadas organizaciones de maestros y comunitarios: la Ceteg, la CRAC y la Upoeg.
Anuncia en esa ruta que propondrá al Congreso la integración de una comisión de notables que haga una investigación creíble de la barbarie de Iguala.
El discurso choca muy pronto con la realidad.
Su primer mensaje como nuevo gobernador en redes sociales es el siguiente: “Necesaria y urgente la liberación de la autopista del sol en estricto respeto al diálogo”.
No le hacen el menor caso.