Gerardo Fernández Noroña
Los medios masivos de comunicación han hecho una campaña durísima contra la representación proporcional en el Congreso, los famosos diputados y senadores plurinominales o «pluris». Han sostenido falsa y dolosamente que esos diputados (la reflexión sobre los senadores plurinominales merece un artículo aparte) no los elige el pueblo, que los pone el partido. Los han convertido en el símbolo de todo lo corrupto que hay en el Congreso mexicano.
¿Son mejores los diputados uninominales que los plurinominales sólo por su vía de elección? No es así, pero vayamos por partes: ¿Qué es un diputado uninominal y que es un diputado plurinominal?
El país está dividido en 300 distritos y en cada uno de ellos la gente vota por un diputado uninominal o de mayoría. El candidato que tiene más votos es elegido para diputado. Esos candidatos son postulados por los partidos, por tanto son éstos y sus mecanismos internos quienes deciden a los que serán candidatos en cada uno de los 300 distritos. Es falso que la ciudadanía decida las candidaturas de los partidos. La ciudadanía decide, entre los candidatos propuestos por los partidos, quién será el diputado de mayoría en el momento de votar en la elección constitucional. Aunque también es cierto que algún partido ha utilizado el voto abierto de la ciudadanía para decidir sus candidatos, por ejemplo, el PRD. Pero ese mecanismo prácticamente se ha dejado de utilizar.
Los diputados plurinominales o de partido, como también se les conoció, son 200 en total. El país se divide en cinco regiones o circunscripciones y se hacen listas de 40 candidatos a diputados por cada partido. Dependiendo de diversos criterios como el número de votantes que acuden a las urnas, el número de votos válidos y el mínimo porcentaje para obtener registro como partido, se decide cuánto cuesta en votos cada diputado de la lista. Por poner un ejemplo, en una elección puede ser que por cada 2% de la votación recibas un diputado de cada lista plurinominal. Si recibes el 6% la votación, tienes entonces derecho a tener tres diputados plurinominales. Pero si se trata de un partido pequeño y no alcanzas el 3.5% de la votación que se exige para mantener tu registro, pierdes el derecho a toda asignación al perder el registro y los partidos mayoritarios se reparten las diputaciones que te corresponderían. Y peor aún, a los partidos grandes les cuesta un porcentaje menor de los votos cada diputado plurinominal. El sistema está diseñado para que éstos tengan una «sobrerrepresentación» en la Cámara.
Los diputados plurinominales y sus listas, al igual que los diputados de mayoría relativa para cada distrito electoral, son decididos por cada partido mediante sus mecanismos de selección internos. Regularmente la elección debe hacerse de manera democrática mediante sus órganos internos. Hay partidos como el PRI, donde el presidente de la República y los gobernadores deciden las candidaturas a las diputaciones como se conoce popularmente, por «el dedazo». Dicho de manera más clara, imponen de manera autoritaria a aquellos que van al Congreso. Hay partidos, como el PRD que lo votan en sus convenciones o congresos, con un peso bárbaro de sus corrientes. Hay partidos como MORENA que los decidirán en una rifa -sí leyeron bien, en una rifa-.
Como se puede ver el tema es mucho más complejo que el simplismo y superficialidad con que ha sido presentado por los medios.
No pretendo agotar la explicación sobre las características de nuestro Congreso. Lo que busco es señalar que la representación proporcional es una representación de minorías políticas. Tú puedes obtener el 30% de los votos nacionales y no ganar uno solo de los 300 distritos electorales de mayoría. Sería absurdo considerar que esa fuerza política con el 30% de los votos no cuente con representación en el Congreso. Hay un sector muy importante de la ciudadanía que le concedió su voto y su apoyo al programa político que esa fuerza representa. Pero puede ser el 20, el 10, el 5 o el 3%, cualquier porcentaje de votación que sea debe ser respetado y tener representación en el Congreso.
El Partido Acción Nacional, que llegó a la presidencia de la República en el año 2000 y se la robó en el 2006, inició siendo minoría con representación proporcional en la Cámara de Diputados. Fue construyendo su fuerza y su presencia política a partir de la representación proporcional. La izquierda mexicana inició también su presencia en el Congreso a través de la representación proporcional.
Yo soy de la idea de ir más lejos y que el Congreso debería tener representación proporcional pura, es decir, si un partido tiene el 3% los votos debería tener el 3% de los diputados y si obtiene el 50% de los votos debería tener el 50% los diputados. No como sucede en la actualidad que un partido con el 30% de los votos puede tener el 50% o más de los diputados (a eso se le llama «sobrerrepresentación»).
No he entrado al fondo del tema, que en esencia es que sin importar que los diputados sean uninominales o plurinominales, en su inmensa mayoría traicionan al pueblo. Ese es un problema que no se resuelve desapareciendo las diputaciones plurinominales. Tampoco es un problema de su costo económico, es decir del presupuesto invertido en ellos. Si se desapareciera al Congreso Mexicano completo (lo cual sería una barbaridad y una estupidez mayúscula, por cierto) el país se ahorraría una milésima del presupuesto nacional.
Así que hay que ir poniendo las cosas en proporción. Un análisis político no debe hacerse desde el hígado, desde la envidia, desde la mezquindad, ni desde la ignorancia. Si queremos cambiar el sistema político, y en verdad creo que hay que hacerlo, debemos empezar por conocerlo.
El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz.
Gerardo Fernández Noroña. México D.F. a 15 de enero de 2015
