Martín Hernández Alcántara
La Jornada
La “onda expansiva de un cohetón” no puede causar el desprendimiento de un hueso craneal, como afirma el procurador Víctor Antonio Carrancá Bouguet para tratar de justificar el asesinato del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, aseveró el ex titular de la Policía Ministerial –antes Policía Judicial– Hugo Adolfo Karam Beltrán.
Polémico por haber participado en la detención de la periodista Lydia Cacho Ribeiro a finales de 2005, el ex funcionario en la administración encabezada por el priista Mario Marín Torres fue entrevistado ayer en la tarde vía telefónica por esta casa editorial y consideró “un absurdo” la explicación de Carrancá Bourguet sobre las heridas que terminaron cobrando la vida del menor.
No hace falta ser un experto o un perito para saber que la onda expansiva de un cohetón no puede causar el desprendimiento de un hueso, afirmó Karam, quien agregó que cada vez es más evidente que la Policía Estatal pudo haber usado balas de goma para reprimir a los manifestantes de San Bernardino Chalchihuapan que el 9 de julio bloquearon la autopista Puebla–Atlixco a manera de protesta porque el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas les quitó el servicio de registro civil a las juntas auxiliares.
Dijo que el armamento como las balas de goma para disuadir las protestas y manifestaciones “puede ser adquirido por cualquier corporación”, sin la autorización de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Agregó que el verdadero problema viene cuando las corporaciones no están capacitadas para usar ese tipo de artefactos y ejemplificó:
“No es armamento letal, entonces si se dispara a la botella (sic) del cuerpo, es decir, debajo de la barbilla y de la cintura para abajo, puede ocasionar lesiones como fracturas, entonces un arma que no era letal se vuelve letal”.
En opinión del ex titular de la Policía Judicial lo que demostró el zafarrancho es que “hubo descontrol” de la Policía Estatal.
El procurador General de Justicia del estado, Víctor Antonio Carrancá Bourguet, afirmó el miércoles que la lesión que sufrió el niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo durante la represión policiaca a pobladores de San Bernardino Chalchihuapan el pasado 9 de julio no fue producida por una bala de goma disparada por la Policía Estatal, sino resultado de la “onda expansiva” de un cohetón lanzado por los vecinos, la cual, sin embargo, no dejó restos de pólvora.
El funcionario explicó que las investigaciones sobre el caso siguen abiertas, pero que los primeros peritajes, basados en la declaración preliminar de la madre, del médico que recibió en el hospital al menor, de pruebas con los artefactos que se usaron durante la confrontación, amén del análisis de los videos que hay de los hechos, permiten concluir, por ahora, que la lesión que cobró la vida del infante fue hecha por la onda expansiva.
“Tenemos ya obviamente el dictamen de la necropsia, que establecen los médicos forenses, tenemos la historia clínica, en donde el médico que recibe al menor refiere efectivamente no haber encontrado rastros de pólvora; eso es correcto, pero él refiere que la lesión producida, por los bordes característicos de la misma, es consecuente de una onda expansiva. Eso es lo que dice el propio médico, el que dice no haber encontrado residuos de pólvora”, explicó en una entrevista que le hicieron en la primera emisión de Noticias MVS, cuya titular es la periodista Carmen Aristegui.
Y añadió: “¿Por qué no se encuentran?, por dos motivos: en las pruebas que nosotros hemos hecho no quedan residuos de pólvora, lo que provoca el desprendimiento del hueso es la onda expansiva, y ya hemos hecho pruebas, están videograbadas, las han hecho los expertos y lo único que queda es una marca, digamos, de tizne negro, que con gasa y agua se elimina, en las pruebas que hemos hecho”.
