CONVOCATORIA: DESOBEDIENCIA CIVIL ABSOLUTA, 1 de septiembre de 2014

Quienes impulsamos acciones para despertar la conciencia popular y promover una transformación de fondo en el país, tenemos la oportunidad de ejercer nuestro poder ciudadano demostrando al régimen usurpador que no vamos a seguir sometidos, ahora que han perpetrado en sus falsas leyes el atraco más grande en la historia de México: su retrógrada contrarreforma energética –la médula de una agenda neoliberal impuesta desde el Fondo Monetario Internacional– complementada por el resto de los atropellos a la Constitución (contrarreformas laboral, fiscal, financiera y educativa) engendrados desde el otrora “Pacto por México” que exhibió como nunca la total inexistencia del poder legislativo.

Diversos grupos en redes sociales, activistas independientes y NOTIGODÍNEZ, se suman al llamado de la Asamblea Nacional por la Independencia de México (ANIMO) encabezada por los ex diputados federales Gerardo Fernández Noroña, Balfre Vargas Cortez y Rosendo Marín, para convocar a todos los ciudadanos a realizar un paro nacional desde las 0:00 horas y hasta el último minuto del lunes 1 de septiembre del año en curso.

El paro nacional convocado extiende sus alcances más allá del ámbito laboral. Se trata del acto máximo de desobediencia civil que puede llevarse a cabo: clausurar todo tipo de colaboración con el régimen, incluyendo cualquier actividad recreativa que provenga del mismo sistema. Así, la NO COLABORACIÓN ABSOLUTA que se plantea para el 1 de septiembre consiste en suspender por completo las siguientes actividades cotidianas:

• Laborales, trabajo formal o informal en cualquier sector de la vida productiva del país incluyendo servicios
• Académicas, tanto estudiantiles como docentes de todas las instituciones educativas, oficiales o no
• De consumo, incluyendo compras y pagos de cualquier tipo
• Recreativas, si éstas implican el consumo de servicios proveídos por el sistema (cines, teatros, antros, etc.); esto incluye de forma prioritaria apagar la televisión , un acto poderoso que es clave para derrotar a uno de los pilares del poder fáctico nacional – TELEVISA– y que debería estarse realizando desde hace mucho, con o sin convocatoria

Actividades como la lectura, música, ejercitarse o cualquier otra que no implique el consumo de algún servicio, no sólo pueden (y deberían) realizarse libremente sino que son ampliamente recomendadas para ese día y siempre.

Expectativa

Cualquier iniciativa encaminada a provocar un cambio en el país, sólo puede tener éxito si es acompañada por nutridos sectores de la sociedad civil. Por lo tanto, ampliar las bases del movimiento dependerá de quienes ya hemos comprendido el camino a seguir. Nuestra labor en los días que restan previos a la fecha del paro, consiste en informar y convencer a más gente para que hagan suya la desobediencia civil como efectiva forma de lucha no violenta.

La simplicidad de la desobediencia civil absoluta es tan enorme como su efectividad. Al paralizar la maquinaria que sostiene al régimen, éste cae por sí solo. El pueblo ha sido capaz de mantener un sistema que ha engendrado a los criminales más ricos del mundo, por tanto es perfectamente capaz de dejar de hacerlo para ellos. El sujeto del bienestar y la justicia debe ser ahora el pueblo y no quienes lo han secuestrado por décadas, pervirtiendo los tres poderes y embaucándolo con la falsa ilusión de libertad implantada en su mente desde los medios de comunicación.

Aquellos que descalifican catárticamente las propuestas de lucha y preguntan con insistencia qué se puede hacer para lograr ese objetivo, tienen ya la respuesta concreta. Les toca decidir entre volver a agazaparse frente a sus computadoras o sumarse a nuestro planteamiento, sacar su patriotismo virtual de las redes sociales y ejercerlo en la importante labor de informar, difundir y participar con genuina disposición en las acciones de resistencia civil, sacudiéndose el derrotismo y la pasividad que produce la sobreexposición a dichas redes.

Cualquiera que sea el resultado de la convocatoria del 1 de septiembre, servirá como termómetro para medir nuestro poder de convocatoria y, en su caso, replantear las estrategias de difusión. Nosotros esperamos que el movimiento tenga la fuerza suficiente, si no para derrumbar al régimen en un solo día, sí para cimbrar sus estructuras y dejar constancia de que la rebelión pacífica ya ha iniciado e inevitablemente dará resultados.

“La desobediencia civil es un honroso deber cuando se aplica contra los ladrones de la esperanza y la felicidad del pueblo”

Esas palabras fueron pronunciadas por Andrés Manuel López Obrador el 31 de agosto de 2012, durante su última conferencia de prensa desde su casa de campaña, en la que aseguró que no aceptaría el resultado final de la calificación de la elección y que no traicionaría a millones de hombres y mujeres libres que luchan por un cambio verdadero, plegándose al régimen de corrupción que, por enésima vez, usurpó los tres poderes de la federación.

Si bien López Obrador finalmente abandonó ese camino de lucha, optando por insertarse en la farsa institucional del régimen corrupto al que prometió no reconocer, nosotros consideramos aquel llamado como el más importante del tabasqueño. “SÓLO EL PUEBLO PUEDE SALVAR AL PUEBLO”, reiteró también durante sus conferencias finales, previas a la convalidación oficial del fraude electoral.

En efecto, sólo el pueblo puede salvarse a sí mismo. Frente al avance vertiginoso de los poderes fácticos en su agenda neoliberal, parece un suicidio aguantar cuatro años más para hacer lo mismo de hace décadas –depositar un voto en las urnas– y esperar que ese acto inútil sirva para salvar al pueblo. Este 1 de septiembre tenemos nuevamente la oportunidad de materializar el camino hacia esa meta y honrar la misión que López Obrador expresó con la claridad que le caracteriza: aplicar la desobediencia civil para rescatar al país de quienes le han robado su esperanza y felicidad.