Los trenes más modernos del mundo… en México

Gerardo Fernández Noroña

Cuando los gobiernos priístas neoliberales privatizaron Ferrocarriles Nacionales de México dijeron que los ferrocarriles mexicanos serían los más modernos del mundo. Cumplieron, son tan modernos que son invisibles.

La estructura ferroviaria de México era muy importante. Comunicaba toda la geografía nacional y una vasta parte de las poblaciones del país contaban con estación de ferrocarril. Ferrocarriles Nacionales de México llegó a ser más importante que Petróleos Mexicanos en su momento. Era sin duda la columna vertebral de la comunicación en México. No sólo era el transporte de pasajeros de mayor cobertura y mas económico, sino que incluía también el muy relevante transporte de la carga. Buena parte de la actividad económica se apoyaba en la estructura ferroviaria nacional.

A pesar de ello, los gobiernos priístas neoliberales realizaron el desmantelamiento de un poderoso estado mexicano surgido de la revolución donde los ferrocarriles nacionales no escaparon a esa barbarie privatizadora. El proceso de desmantelamiento de la estructura nacional empezó con Carlos Salinas. Tocó a Ernesto Zedillo dar la puntilla a los Ferrocarriles Nacionales.

A partir de la privatización de los ferrocarriles se ha seguido una política absurda. La totalidad del transporte popular de pasajeros se hace por carretera y la mayoría de la mercadería se traslada por éste mismo medio. Las mercaderías recorren el país en trailers de doble remolque (cuya circulación la ley prohibe), que para transitar por las carreteras del país portan un ridículo y falaz letrero de que son «doble semi remolque». Éstos causan más de dos tercios de los accidentes en las carreteras del país y hacen las carreteras lentas y peligrosas, dañando de manera considerable y frecuente el pavimento de las mismas. El traslado de productos y mercaderías se ve encarecido al usar transporte que se mueve con derivados del petróleo y contaminan el ambiente.

Éste es uno de los efectos más notables de la desaparición y de la privatización de los Ferrocarriles Nacionales. Otro efecto bárbaro es la pesadilla que viven millones de mexicanos para transportarse de su domicilio a su área de trabajo o escolar en las grandes ciudades del país. Las zonas conurbadas se han vuelto grandes dormitorios en que la gente emplea horas de traslado para ir y regresar de sus actividades cotidianas. En vez de contar con trenes de cercanías que podrían, por ejemplo, de la zonas conurbadas del Estado de México al centro de la ciudad capital desplazarse en 15 minutos, las personas tienen que usar dos, tres y hasta cuatro diversos transportes caros, malos, incómodos, inhumanos que encima tardan horas en sus recorridos. Este ejemplo es aplicable a la comunicación general de todo el territorio nacional. Los trenes son un sistema de transporte rápido, eficiente, accesible, cómodo, seguro y no contaminante en los países con mayor desarrollo en el mundo.

En cambio en Mexico el resultado de la privatización de los ferrocarriles generó su casi desaparición y varios de los absurdos aquí planteados, sin contar las enormes pérdidas económicas en tiempo y en dispendio de recursos energéticos del actual sistema de transporte vigente en nuestro país.

Se le entregó al Grupo México una estructura ferroviaria nacional en concesión por 99 años y éste desmanteló la mayor parte de la misma, quedándose con los tramos más rentables y desapareció el sistema de transporte de pasajeros con la excepción del lucrativo ferrocarril turístico Chihuahua-Pacífico.

En este desastroso contexto el desgobierno de Peña Nieto anunció la construcción del tren rápido México-Querétaro. La primer licitación se cayó frente al escándalo de corrupción surgido en torno a la empresa HIGA, la cual obtuvo el contrato del citado tren rápido. HIGA, por sólo citar dos ejemplos, le ha dado casas a Peña Nieto y a Luis Videgaray por un valor de cerca de los 100 millones de pesos. No es el objetivo de este artículo entrar en detalles de la corrupción e impunidad existente detrás de HIGA, pero la citada empresa aparece como adjudicataria prácticamente de todas las licitaciones y obras públicas del desgobierno de Peña.

Volvamos al tren México-Querétaro cuya licitación para la construcción, como mencionamos antes, ya le había sido otorgada a HIGA. Reconstruir la estructura ferroviaria del país no se puede hacer con base en ocurrencias, parches y negocios al cobijo el poder. La construcción del tramo México-Querétaro debe ser parte de un plan nacional del sistema ferroviario mexicano. Ese plan debe contar con el análisis del desastre y las responsabilidades públicas de quienes privatizaron Ferrocarriles Nacionales de México y debe garantizar que no rescataremos a la empresa privada que construya el ferrocarril una vez que ésta se haya enriquecido con su funcionamiento. Es decir, no se debe repetir el esquema de las carreteras privadas que fueron financiadas con dinero público, se convirtieron en un negocio de amigos del presidente en turno y se rescataron con dinero público para desastre de las finanzas nacionales.

En resumen, la construcción del tren rápido México-Querétaro apesta. Es un negocio sucio, de enorme corrupción, de Peña Nieto y su empresa favorita HIGA, con sus socios chinos.

En una charla sostenida hace muchas semanas con el senador Javier Corral, él aseveraba con mucha razón que el plan de obra pública del gobierno de Peña era su plan de negocios personal. Es así, súmense al tren México-Querétaro, el tren rápido México-Toluca, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y muchísimos, muchísimos etcéteras en obras repartidas a lo largo y ancho de la geografía nacional. No es el tren rápido México-Querétaro el que se construirá, sino el «atraco-tren». Ni éste, ni el plan de obras públicas del desgobierno de Peña son las obras que necesita el país, pues son el plan de negocios del voraz y corrupto Enrique Peña Nieto. Tenemos que correrlo. El tipo es un farsante, un fatuo y un corrupto sin límites. Ni siquiera es un hombre malo, simplemente es un hombre que carece de principios, de corazón y de sentimientos humanos. Es un monstruo acumulador de riqueza pública que considera como propia.

«El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz»

Gerardo Fernández Noroña. México D.F. al 14 de enero de 2015

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Un comentario:

  1. Quién mejor que Gerardo para dar una explicación al respecto.Tiene toda calidad moral y conocimiento para hacerlo. Saludos.

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