Julio Reyna Quiroz
La Jornada
México, DF. Las primeras semanas de enero significan un crecimiento en las actividades de las casas de empeño, un sector que aún no está totalmente regularizado y que, en no pocos casos, vulnera la economía de las familias de escasos recursos.
Conforme a la Ley Federal de Protección al Consumidor, las casas de empeño deben inscribirse y registrar sus contratos ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). Hasta diciembre pasado la dependencia entregó únicamente 30 registros a negocios -principalmente pertenecientes a cadenas- de un universo estimado en casi 7 mil empresas.
“El reto es que en 2015 se regularicen todas las casas de empeño”, afirmó la titular de la Profeco, Lorena Martínez, quien señaló que existe al menos 400 solicitudes de registro.
El operativo nacional de la Profeco para identificar a más de 7 mil negocios del sector obligó a la dependencia a una reestructuración administrativa que derivó en la creación de la dirección de contratos de registro de casas de empeño, la cual se abocó a revisar los contratos con la finalidad de proteger los derechos fundamentales de los consumidores. “A las casas de empeño llegan familias de escasos recursos y en condiciones de emergencia o necesidad extrema”, dijo la procuradora.
Los contratos que estén registrados en la Profeco indican al cliente cuánto es lo que recibe por su prenda y cuánto es lo que va a pagar por intereses, aspectos que nunca quedaban claros en una operación prendaria, agregó Martínez.
Sostuvo que el Registro Público de Casas de Empeño garantiza la constitución legal de estos negocios y permitirá detectar la presunción de actos delictivos, como el lavado de dinero o robo.
En los primeros días de este año, las operaciones de las casas de empeño habrán aumentado 10 por ciento en una tendencia que puede mantenerse hacia el cierre del primer semestre, según estimaciones del sector privado.
