Nueve años después, la violencia ha vuelto a Tamaulipas; de abril a la fecha, alrededor de 70 personas han perdido la vida

David Pérez Esparza
El Norte

De abril de 2014 a la fecha, alrededor de 70 personas han perdido la vida en diversos sucesos vinculados con la delincuencia organizada en Tamaulipas. Hoy la evidencia parece contundente.

La racha descendente de violencia media -pero estable- que se registró en homicidios y robos a lo largo de 2013 ha llegado a su fin. Tamaulipas, quizá el primer Estado mexicano en ser víctima de la violencia masiva en 2005, lo está viviendo otra vez nueve años después.

Aunque la explicación tradicional de «reacomodo interno» entre los dos cárteles con presencia en Tamaulipas tiene mucho sentido, esta hipótesis también genera una serie de preguntas.

Quizá una de las menos comunes -pero más oportunas- que podría hacerse, es ¿qué podría aprenderse de todo lo que ha vivido el País en materia de violencia? ¿Habrá algunas diferencias o similitudes que valga la pena analizar para replantear la estrategia?

Una de las primeras variables a tener en cuenta en este análisis es la geografía.

Tal como Cd. Juárez y Tijuana, Tamaulipas tiene frontera. Sin embargo, lo curioso es que con menos territorio que Chihuahua o Baja California, los tamaulipecos tienen más alternativas (garitas) para cruzar a Estados Unidos.

Por si fuera poco, sus puertos fronterizos son más activos que los de otras entidades. No es gratuito que un 30 por ciento de todas las sustancias ilegales que van a Estados Unidos pasen por ese Estado.

Naturalmente, mayor acceso a mejores mercados -en menor espacio físico- genera más tensiones entre grupos criminales que pretenden controlarlo.

Otra de las variables a considerar es el tipo de Estado vecino que se tiene al norte de la frontera. Texas es muy diferente a California, Arizona o Nuevo México.

Para empezar, el primero -vecino de Tamaulipas- es mucho más poblado, está mejor comunicado y cuenta con más población hispana que estos dos últimos.

Por si fuera poco, la disponibilidad de armas de fuego que los criminales tienen para traficar a México es muy diferente entre ellos.

Mientras que en California la compra de un R-15 tiene algunos limitantes, en Texas la existencia de «mercados rodantes» informales es creciente.

Que Matamoros sea el puerto de entrada internacional terrestre más cercano a más ciudades capitales de México, da cuenta de esta posición clave.

Pero Tamaulipas también tiene un componente delictivo distinto.

Para empezar, es el único Estado en donde se ha presentado el homicidio de un candidato a Gobernador y una masacre de las dimensiones como la ocurrida en San Fernando.

Además, junto con Sinaloa, éstos son los únicos dos Estados con una incidencia notoriamente baja en delitos del fuero común, conviviendo con una muy alta en delito federal.

Es muy probable que esta paradoja se deba a que el crimen organizado está coordinando a las bandas que trabajan en robo o asalto bajo un esquema de «franquicias».

Conocer esta alianza que le da información a unos y protección a otros es elemental al implementar la estrategia.

La sociedad tamaulipeca también tiene otros contrastes sociales, casi siempre olvidados. Uno, es el político.

Llama la atención, por ejemplo, que a pesar de las acusaciones hechas por la DEA a funcionarios y ex servidores, cuando los tamaulipecos eligen Gobernador, siempre han sido fieles al PRI. Lo mismo pasa en casi todos los municipios.

Otro contraste de Tamaulipas con Estados que han sufrido olas de violencia, es la forma en que se distribuye su población y cómo ésta puede enfrentarse al crimen.

Mientras que en Nuevo León, Chihuahua y Baja California la densidad se concentra en una o dos zonas metropolitanas, en Tamaulipas está en seis o siete polos (y Cd. Victoria, su capital, no es uno de los más importantes de ellos).

La comparación con Nuevo León, en donde las marchas y la IP presionaron para implementar rápidamente Fuerza Civil, podría explicar al menos parcialmente estas diferencias.

En 2014 México cumplirá nueve años de esta crisis de violencia que justo comenzó en Tamaulipas.

Aprender empíricamente de las experiencias buenas y malas; de lo que se puede cambiar y lo que no, ayudará a implementar tiros de precisión con mucho más probabilidad de éxito.

No dejemos que la improvisación y el maquillaje sean alternativas.

Fuente

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