Ignacio Ramírez
Reforma
Nezahualcóyotl , Estado de México (13 octubre 2014).- Los 60 millones de pesos de los mexicanos que se invirtieron para construir una separadora de desperdicios acabaron, literalmente, hundidos en la basura.
La Planta Recicladora Bicentenario, inaugurada en junio de 2010 sobre un antiguo basurero saneado de Nezahualcóyotl, funcionó sólo cinco meses.
Las 500 mil toneladas de desperdicios que se acumularon en ese sitio, más el peso de un tiradero ilegal de cascajo que está en un predio federal contiguo, provocaron que la recicladora se hundiera.
Esto ocurrió debido a que la gestión 2009-2012 del Municipio decidió utilizar como tiradero el terreno de 30 hectáreas donde se ubica la planta, la cual fue presentada en su momento como una alternativa ecológica.
Actualmente, la instalación está más de un metro debajo del nivel original, en el centro de una laguna de lluvia y lixiviados.
Por esta razón, rehabilitarla sería más caro que construirla de nuevo, reconoció Jesús de la Rosa, director de Servicios Públicos del Municipio mexiquense.
«Por el mismo cascajo que hay depositado ahí, de manera tan descomunal, se hundió. Eso nos generó un daño terrible», lamentó.
El abandono, además, propició que la planta fuera desvalijada hasta dejarla sin rodillos, bandas, motores, cableado y el transformador eléctrico.
«Los propios trabajadores empezaron a desmantelarla», contó un recolector que pidió que no se publicara su nombre.
La planta comenzó a construirse en el terreno conocido como Neza III durante el trienio 2006-2009, encabezado por Víctor Bautista.
Mediante la separación de material reutilizable, buscaba reducir hasta una tercera parte de las mil 200 toneladas de desechos que a diario produce este Municipio.
Sin embargo, la Administración perredista no pudo terminarla y fue el Alcalde priista Édgar Navarro quien la inauguró en junio de 2010.
«Damos cumplimiento al compromiso que tenemos con el medio ambiente», presumió el Edil durante el acto.
Contrario a los discursos, en octubre, la Alcaldía dejó de operarla bajo el argumento de que su capacidad era menor a la planeada.
En enero de 2012, Navarro admitió que había solicitado al Congreso mexiquense su aval para la construcción de una recicladora más grande, pero operada por la iniciativa privada.
Aunque dicho proyecto no prosperó, la Bicentenario nunca volvió a funcionar y se fue en picada.