Fermín Alejandro García
La Jornada (Pobladores de Chalchihuapan pintaron consignas contra Moreno Valle. Foto: Víctor Hugo Rojas / Proceso)
Que nadie se haga ilusiones: el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas no está rectificando, sino busca engañar, ya que el proceso de desaparecer la llamada #Ley Bala y crear una nueva legislación que regule el uso de la fuerza pública se está haciendo con los mismos vicios legislativos, con similares intenciones y con igual opacidad con que se elaboró la primera de estas normas, que fue el preámbulo de la brutal represión que la Policía Estatal ejerció el pasado 9 de julio contra pobladores de San Bernardino Chalchihuapan y que costó la vida de un niño ajeno al conflicto social que generó la agresión.
La presentación de una iniciativa para abrogar la Ley para Proteger los Derechos Humanos y que Regula el Uso Legítimo de la Fuerza por parte de los Elementos de las Instituciones Policiales del Estado, mejor identificada como #LeyBala, solo es un montaje propagandístico del gobierno morenovallista para intentar frenar la ola de cuestionamientos que han brotado en la prensa nacional e internacional en contra de su talante autoritario, pero no se trata de ninguna manera de reconocer un yerro.
Si hubiera un verdadero sentido de culpa, de arrepentimiento, de Moreno Valle por la muerte del menor José Luis Tehuatlie Tamayo, como mínimo tendría que reprobar el contenido de la #LeyBala, y en cambio en su proyecto de iniciativa se martiriza al decir que se estigmatizó dicha norma y que se hizo una incorrecta lectura de su contenido.
Esos argumentos del morenovallismo son una mentira; el verdadero sentido de dicha legislación es proteger jurídicamente al gobierno en actos represivos, como los que se han hecho a lo largo de este año contra mototaxistas, gente que protesta contra el metrobus, la falta de servicios públicos y el retiro del registro civil de las juntas auxiliares.
Vayamos por partes, para sostener que la abrogación de la #LeyBala es un engaño:
1. Los vicios legislativos: la inicitiva de la #LeyBala se presentó en la tercera semana de mayo pasado y se quería aprobar al día siguiente, algo que impidió la diputada del PRD Socorro Quezada. Al final solamente se esperaron los legisladores unos cuantos días para aprobar el proyecto, que incluía el uso de armas de fuego contra manifestantes.
Un fuerte rumor indica que la ley se cambió en el Poder Ejecutivo luego de que la aprobaron los diputados para matizar el aspecto del uso de armas. Nunca hubo el más mínimo debate o consulta con especialistas o con la sociedad civil.
Ahora va a pasar lo mismo: la ley que va a sustituir a la #LeyBala se dice que ya fue elaborada. La versión de que la van a confeccionar los legisladores es una farsa.
Probablemente se aprobará mañana jueves o dentro de 15 días a más tardar; es decir, otra vez se legislará al vapor, de manera precipitada y arbitraria, sin un sustento crítico y bien argumentado.
Tampoco se tiene la intención de debatir o consultar con expertos en la materia el contenido de la nueva ley. Todo queda a criterio de funcionarios del Poder Ejecutivo.
Frente a este comportamiento surgen las preguntas:
¿A qué le tienen miedo los diputados?
¿O qué no les gusta analizar, debatir y consultar los proyectos de ley, tal como antes sí se hacía?
La respuesta es sencilla: fuera de los priistas Víctor Manuel Giorgana Jiménez y Pablo Fernández del Campo, junto con la perredista Socorro Quezada, el resto de los diputados, de todos los partidos y sin ninguna distinción, le tienen pavor al gobernador Rafael Moreno Valle.
2. Habrá similares intenciones: el gobierno del estado, con su proyecto de abrogar la #LeyBala, no quiere dar marcha atrás a su política represiva, sino la quiere disimular.
Si realmente Moreno Valle hubiera querido cambiar de actitud, lo primero que tendría que haber hecho es derogar, no abrogar, la legislación en cuestión. Al derogarla deja la norma sin efecto como proceso final. Al abrogarla crea otra ley con la misma o superior intenciones que la anterior.
Lo que quiere Moreno Valle es que bajen los cuestionamientos en su contra para en algunas semanas o meses reanude la persecución policiaca y política que hace contra sus críticos, opositores y todo ciudadano que ose protestar contra su gobierno.
3. Persiste la misma opacidad: nadie sabe quién elaboró el proyecto de la #Ley Bala y nadie justificó por qué tiene que existir una norma destinada a reprimir, de manera selectiva, las manifestaciones públicas.
Entre este lunes y martes la opinión pública no ha conocido a los autores de la nueva propuesta legislativa. Lo que es más grave, nadie tiene la voluntad, la capacidad, decencia, el interés, la iniciativa, el deseo de salir a explicar por qué demonios se necesita en Puebla de una ley que permite usar la fuerza bruta de la Policía contra manifestantes en la vía pública.
Por lo tanto, no se deje engañar: lo que aprueben los diputados en los próximos días será la misma #LeyBala, pero revolcada; es decir, la represión morenovallista sigue su curso y no va a parar hasta que haya otro u otros muertos.