Alejandro Mondragón
Al Portador / Status
Prácticamente todas las tardes, la nueva gerente de Noticias de Azteca Puebla, Martha Salvatori, se pone en contacto con la dirección de Comunicación Social del Gobierno de Rafael Moreno Valle.
El propósito no es otro más que mostrar contenidos y enviar las guías informativas que se manejarán en los espacios de Hechos. A ella Le sugieren cambiar algunas palabras inadecuadas para el gobierno, que los conductores eviten comentarios y hasta le indican qué funcionario público acudirá al programa televisivo con el respectivo cuestionario.
Impedir la presencia de voces discordantes a las acciones de gobierno es una instrucción que no admite peros.
De esta manera, la señorita Salvatori acude con el director general de Azteca Puebla, Juan Carlos Valerio, para un presunto visto bueno, pues ya tiene el más importante aval: el área de medios del #GóberBala.
Así, como se lo describo, se ha metido el virus de la línea morenovallista a la médula ósea del periodismo en Puebla, donde en radio y TV comercial se aplica el mismo método.
Si algún conductor se sale del guión que les envían, es sancionado con menos tiempo al aire, alguna semana de vacaciones o un fuerte regaño y bullying en redes sociales.
Se explica que Azteca Puebla haya entregado su línea editorial. Un contrato anual de 28 millones de pesos en publicidad, más negocios alternos para el concesionario.
El dueño de Tv Azteca Puebla es Moreno Valle, suele comentarse en algunos círculos empresariales y, por ende, su operador de medios locales es quien controla la línea editorial.
Eso se nota en los programas. Por ejemplo, Hechos Al Despertar, considerado en su momento una revelación noticiosa en Puebla, al grado de desplazar a Televisa, además de aburrido cada vez se parece más al programa Hoy del Canal de las Estrellas, sin gracia.
Ningún compromiso con la audiencia. La televisora abdicó a su derecho de informar, como el nombre de su noticiero estelar: Hechos.
Días antes del resolutivo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos sobre el caso Chalchihuapan, Azteca Puebla cambió de conductor nocturno para su emisión de las 23.30 horas.
De Televisa Puebla se piratearon a un joven comunicador, Héctor Rodrigo. Su primera aparición a cuadro fue para defender la teoría del cohetón, cuya onda expansiva habría matado a José Luis Tehuatlie, según la versión oficial.
Cuando la CNDH desmontó el teatro de las mentiras del morenovallismo no hubo el menor rubor de la televisora para corregir o contextualizar. Leyeron el comunicado oficial de 14 líneas y a otra cosa mariposa.
Y es que lo que más falta en las redacciones de radio y TV son periodistas. En Azteca Puebla se nota, la señorita Salvatori es el claro reflejo de ello.
Hechos al Despertar es, con su nuevo formato, una versión mal acabada de Hoy, donde se pierde no sólo la noticia, sino la audiencia.
Azteca, cada vez más parecida a Televisa.
Los medios en Puebla viven la peor crisis de credibilidad. Los noticieros son vocerías. Su público ya se los reclama.
Nada más hay que revisar comentarios del auditorio para notar que algo está podrido ya.
Qué fatalidad que la podredumbre del sexenio empiece por sus medios afines.
Se equivoca Cencos en acusar a Moreno Valle de imponer línea editorial en los medios de Puebla, la culpa es de dueños y periodistas que se lo permiten; claro, por una remuneración económica, no por miedo.