Parece que la gente entendió: no vayas al circo, en vez de ‘no al circo con animales’: cirqueros

Ay, cómo sufren los pobrecitos cirqueros… ahora imagínense el sufrimiento de los animales explotados y esclavizados para que estos «artistas» se engordaran los bolsillos.

Daniel Melchor
Reforma

Cd. de México, México (31 diciembre 2014).- Sin espectáculos con animales, se acabaron las sonrisas para los cirqueros en el DF.

«Parece que la gente entendió: no vayas al circo, en vez de ‘no al circo con animales’. Si podemos, venderemos hasta la carpa. Soy muy sincero: no tenemos pensado regresar a México nunca más», expresó Jorge Delman.

Su circo, el Delman, ya huyó de la Ciudad de México. Actualmente da funciones en Texcoco y en febrero planea partir a Estados Unidos.

En tanto, desde Calzada de Tlalpan, la carpa del Atayde luce enorme, pero los aplausos apenas suenan en las funciones: hay poco más de 120 asistentes en las 2 mil butacas.

El domador ahora vende palomitas, varios empleados fueron despedidos, dos elefantes están en un zoológico y los caballos y un camello reposan en un corral.

Sus dueños reportan 80 por ciento menos de ganancias.

Aunque la prohibición de animales en los circos entra en vigor en junio de 2015, la mayoría de los cirqueros ya acataron la medida.

Cae en circos telón… para los animales

Las habilidades y destrezas de elefantes, caballos, camellos, tigres, monos araña y perros dejaron de ser la estrella de los circos.

Ahora, en la pista circular del Atayde, el Delman y el Afeere Hermanos, los equilibristas, malabaristas, trapecistas y payasos tienen el reto de atrapar con sus actos al público… pero no ha sido suficiente.

Representantes de estos tres circos refieren que desde junio, cuando los diputados del DF determinaron cambiar la ley para prohibir el uso de animales en los espectáculos, la gente dejó de acudir.

El Atayde, por ejemplo, que este año perdió cerca del 80 por ciento de las ganancias, apuesta a renovarse o morir.

«Tenemos que suplir con buenos actos, no podemos dejar una función de 1:20 (horas) porque no tenemos dos o tres actos de animales», dijo Alfredo Atayde.

Ahora, en la función hay dos acróbatas sobre anillos en el aire, un hombre que sostiene con la frente un mástil en cuya punta una mujer se para de manos, el payaso, oportuno en sus entradas, y malabaristas realizando suertes con aros y palos en llamas.

En tanto, el camello, el pony y los caballos permanecían quietos en los corrales tras bambalinas, mientras escuchaban los aplausos que ya nunca serán para ellos.

Jorge levantó hace 20 años la carpa de circo Delman junto con sus hermanos y explica que el problema es que, pese a que todavía no hay sanciones por usar animales, en el DF es imposible obtener un permiso para ofrecer funciones.

«En cualquier parte y lo primero es: no hay permiso si tienes animales», lamenta.

Los hermanos Delman han atravesado diversas crisis, pero esta prohibición no les dejó otra opción que mudarse, primero a Texcoco y en febrero lo harán a Estados Unidos a trabajar dentro de otro circo.

Por ahora recurren a caracterizar en el show a personajes de películas como «Frozen».

Actualmente, el costo de levantar la carpa para ofrecer el espectáculo, afirma, les cuesta 2 mil pesos, y a veces sólo ganan la mitad de eso, por lo cual pasó de tener 50 empleados a sólo trabajar con 10.

«A veces queremos marchar, pero si vemos que miles han marchado por los 43 normalistas y nada sucede, ¿qué podemos esperar para nosotros?», lamentó.

En el Afeere Hermanos Internacional, cuya carpa morada y naranja se ubica en Av. Zaragoza, han sobrellevado la crisis.

Ahora sus ponys sólo los usan para pasear a los niños alrededor de la arena.

«A nosotros, gracias a Dios, nos está yendo bien, no excelente, pero bien» explicó Arath Garfias Cruz, encargado del circo.

Saltaba del caballo; ahora, en columpio

A los cuatro años, Luján Segura debutó saltando arriba del lomo del caballo.

Siempre hizo acrobacias sobre animales; ahora lo hace en columpios y dice que siente una responsabilidad más grande.

«Tengo que brindar lo mejor para que la gente diga: ‘ah, no había animales, no me di cuenta’. Pero si de repente lo hacemos mal, los saltos están mal, entonces ya corre por nuestra responsabilidad», dice el artista de origen argentino, quien perfecciona el triple salto mortal y diversas acrobacias a una altura de 10 metros.

Asegura que a los mexicanos les gusta más el espectáculo circense que en toda Sudamérica.

«Nosotros hacemos acrobacias sobre caballos, con elefantes, y pues ya no podemos trabajar. Es triste porque yo y mi hijo empezamos en caballos, a mi me gustaría que mis nietos pudieran trabajar con animales», expresa.

La prohibición de usar animales, afirma, genera un antes y un después en la historia del circo y cree que estarán incómodos en cualquier zoológico que los albergue.

Pasan Safari y Tammy del escenario al cautiverio

A finales de noviembre cambió la vida de las elefantas Safari y Tammy.

Eran las estrellas del circo Atayde, pero ahora pasan sus días en un exhibidor en el Zoológico de Zacango, cerca de la Ciudad de Toluca.

Ambas fueron donadas, según informó Alfredo Atayde, quien ahora encabeza la cuarta generación de la dinastía circense, y partieron el 8 de diciembre de la carpa de Tlalpan hacia el Valle de Toluca.

Incluso, quien era su domador, Mauricio Saavedra, cuenta que fue quien condujo el camión en que las transportaron.

Fernando Domínguez, coordinador del zoológico, refiere que ambos ejemplares se adquirieron para fines de reproducción en el parque.

«Fueron adquiridas y presentadas por el Ejecutivo estatal.

«(Será) un procesos largo que no sabemos cuánto dure, pero estamos seguros de que podemos lograr la reproducción», explicó el médico.

Las paquidermas no están solas, comparten espacio con Ireki, otra elefanta que fue rescatada de otro circo, donde era maltratada.

Del acto estelar, a vender golosinas

Hace tres meses Mauricio Saavedra encabezaba los actos estelares del circo Atayde, era el domador de las elefantas Safari y Tammy.

Ahora recorre las butacas vendiendo golosinas y se disfraza de Santa Clos para la foto del recuerdo familiar.

A un lado del corral donde todavía hay caballos y un camello, permanece el remolque de este hombre alto, delgado y de ojos profundos.

Confiesa sentir impotencia por una prohibición que ahora lo obliga a buscar opciones de empleo.

«Ya decidió el gobierno… ¿cómo le hicieron para saber que los animales estaban incómodos en el circo? Se podían tomar otro tipo de medidas con animales, pero ¿quitarlos? Hay familias que dependen de esto», dijo.

De los tigres, llamas, jirafas, leones, caballos con los que trabajó durante 14 años, piensa que los elefantes son los más inteligentes.

«¡Hasta me hablaban!, sobre todo para pedirme comida. Hacían un gemido para que yo les invitara de lo que estaba comiendo», recuerda.

‘Quería ser domador, ya no creo poder’

Para Arath Garfias, las aspiraciones de ser domador están truncadas.

Con apenas 16 años, está lo suficientemente fornido como para soportar su peso sujetado con las manos del mástil, uno de los cinco actos que realiza durante las funciones.

«Mi padrastro era domador, lo hacía con jaguares, panteras, dromedarios y yo quiero practicar eso, pero ahorita como está lo de los animales, ya no creo poder», explicó el acróbata.

Joven y de tez morena, Garfias es segunda generación, pues nació en el Circo Hermanos Vázquez, donde trabajaba su madre. Posteriormente, hace dos años, su familia levantó la carpa de su propio circo, el Afeere Hermanos Internacional.

«He pensado en irme a otro país para ser domador. En Estados Unidos a los circos les va muy bien. Aunque ahorita prefiero estar con mi familia», comentó.

En el circo participan 40 personas y ha recurrido a caracterizar personajes de películas infantiles para resarcir la ausencia de los animales, que son siempre el acto más esperado.

«Íbamos a comprar animales, porque es lo que la gente busca, pero ya no», detalló Arath.

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