Rafael Moreno Valle, el «góber» mafioso y represor; ni el priista Mario Marín fue tan sátrapa

Álvaro Delgado
Proceso

MÉXICO, D.F. (apro).- La ley bala de Puebla, un capricho más del «gobernador» Rafael Moreno Valle, avalado en mayo por priistas, panistas y perredistas, se estrenó el miércoles 9. Y de qué manera: La policía estatal disparó a quemarropa balas de goma que le rompieron el cráneo a un niño –que está moribundo–, otro perdió una mano y dos adultos tienen desfigurado el rostro.



En su afán de controlarlo todo –y lo ha logrado con el grueso de partidos, medios, universidades y empresarios que se le rinden por dinero, precaución o cobardía–, Moreno Valle ha decretado que en Puebla está proscrita toda protesta: En sólo dos meses, por ejemplo, ha encarcelado a 23 activistas con las más ridículas acusaciones.

Ni el priista Mario Marín fue tan sátrapa.

Por eso al gobernador le era inaceptable el bloqueo a la autopista Puebla-Atlixco por parte de ciudadanos inconformes con la reforma que desapareció las oficinas del Registro Civil de las juntas auxiliares y las trasladó a las cabeceras municipales, una medida que afecta a miles de familias que viven en lugares remotos.

El encargado del operativo para liquidar la protesta que dejó más de 70 heridos fue el jefe de la policía estatal, Facundo Rosas –nada menos que mano derecha de Genaro García Luna en el violento sexenio de Felipe Calderón–, pero el responsable principalísimo es su jefe, el gobernador que anhela ser presidente de México.

A los cuatro manifestantes detenidos, al menos dos antes del operativo, Moreno Valle les imputa más delitos que a los de delincuencia organizada: Motín, ataques a las vías de comunicación, inseguridad de los medios de transporte, contra las autoridades en la modalidad de desobediencia, resistencia de particulares, delitos contra funcionarios públicos, privación ilegal de la libertad, lesiones dolosas, tentativa de homicidio calificado y daño en propiedad ajena doloso.

Casi los culpan de la muerte de Cristo.

La criminal conducta de la policía de Moreno Valle se funda en la Ley del uso Legítimo de la Fuerza Pública –conocida popularmente como ley bala porque faculta a las policías a usar armas letales y no letales para dispersar manifestaciones–, pero esa disposición no está vigente, porque jueces federales admitieron cinco juicios de amparo contra ella y dictaron la suspensión provisional.

Pero eso no le importa a Moreno Valle, quien desprecia la ley que no le acomoda. Es larga la lista de sus conductas represivas y este endurecimiento ha aumentado conforme se aproxima el fin de su sexenio, como lo ilustra también el encarcelamiento de opositores al gasoducto Morelos, una acometida en la que trabaja conjuntamente con Graco Ramírez, el gobernador perredista de Morelos que es su símil también en otras conductas políticas.

Priista de larga trayectoria, militante formal del PAN desde 2009 y postulado a gobernador también por PRD, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza –el partido creado por Elba Esther Gordillo, su protectora política, electoral y financiera–, Moreno Valle ha sido capaz de someter a los principales liderazgos de esos partidos.

A excepción de Ana Teresa Aranda y uno que otro panista, Moreno Valle los ha cooptado sin dificultad. “Son más fáciles que la tabla del uno”, suele decir quien fue el operador electoral –y financiero– para la relección de Gustavo Madero en el PAN.

A los perredistas, petistas, del Movimiento Ciudadano y Panal, y aun priistas, la fórmula ha sido también el dinero, cargos o impunidad, un poder que pretende seguir ejerciendo con su sucesor en la gubernatura: El yucateco José Cabalán Macari, secretario de Infraestructura y primo del boxeador Jorge Kahwagi, y el priista Luis Maldonado Venegas, secretario de Gobierno y recién afiliado al PRD.

El sucesor de Moreno Valle, en 2016, durará en el cargo sólo hasta el 2018, cuando él pretende ser el candidato presidencial del PAN y de lo que quede del PRD. Aunque si Madero se impone como candidato, él lo haría a su vez en Puebla con su esposa, Martha Erika Alonso, recién incorporada a la Comisión Permanente del PAN.

Pero ese largo proyecto puede venirse abajo si se profundiza la vena represiva de Moreno Valle que, el miércoles 9, tuvo la más sangrienta expresión en la acometida criminal en San Bernardino Chalchihuapan, donde las balas de goma perforaron el cráneo del niño José Alberto Teutlie Tamayo, de 13 años de edad, que lo tienen al borde de la muerte…

También es posible que, como Enrique Peña Nieto en Atenco, la represión le sea premiada. Quizá por eso, tras la infamia, se regodeó: “En Puebla sí vamos a actuar como lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo…”

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